Cómo lidiar con tu decepción cuando un regalo no te gusta nada

Es hora de recalibrar tus expectativas y tu enfoque de las fiestas

A medio camino entre la tristeza y el enfado. Ahí te encuentras ahora mismo. Y todo porque estas navidades ni Papá Noel ni los Reyes Magos te han traído lo que andabas esperando. O quizás no esperabas nada en particular, pero albergabas el deseo de que cayera del cielo algo que te flipara inesperadamente. Un viaje en tren por los Alpes suizos. Unas botas increíbles. O una colección de novelas gráficas de las que te marcan para siempre. Pero nada de ello llegó a tu vida. En su lugar, recibiste regalos que ni fú ni fá y te quedaste con un malísimo sabor de boca que te tiene decepcionadx y en modo weird con las personas que te quieren. Sabes que no mola. Pero no consigues salir de ese estado.

Barbara Greenberg, psicóloga especializada en terapia familiar, dice que para salir de ahí debes reescribir tus percepciones y asimilar que “un regalo no es la mejor medida de amor y comprensión”. Sí, la sociedad en su conjunto, y especialmente la publicidad y lxs empresarixs ávidos de ganancias, te han hecho creer en esa relación entre el esfuerzo dedicado a un regalo y la profundidad del cariño, pero es una patraña muy consumista. Y puede que tu pareja, tu colega o quien quiera que te haya hecho el regalo decepcionante no crea en ella y se tome este rollo de los regalos como un sin más. En situaciones así, conviene tener una charla para reubicar las expectativas mutuas.

Piensa en qué tipo de expectativas tienes sobre las cosas

Además, añade esta especialista, puede que esos regalos sí tengan detrás una buena dosis de esfuerzo pero simplemente hayan errado el tiro. Y no pasa nada. No te obceques mentalmente con el no me conoce en absoluto porque “el gusto individual tiene muchos matices y todos tendemos a ser muy particulares acerca de lo que nos gusta exactamente, aunque algunas personas son más fáciles de complacer que otras”. De hecho, esto último es algo que deberías preguntarte a ti mismx y responderte con honestidad: ¿Soy una de esas personas que tienen unas expectativas altísimas casi imposibles de satisfacer? Porque en ese caso tienes mucho trabajo por delante. La vida no son regalos.

De ahí que Greenberg proporcione un último consejo, esta vez orientado a que no te pase lo mismo el año que viene: cambiar el ver las fiestas como un festival de dar y recibir regalos por el verlas como una oportunidad de conexión con las personas que amas. Esto segundo es gratis, y no activa la economía ni da puestos de trabajo, pero satisface la necesidad más básica de los seres humanos y aporta mucha más alegría que la emoción totalmente temporal que ofrece un buen regalo. Ese chute de dopamina es transitorio. Tus vínculos sociales no. Sé agradecidx con ello y con cualquier regalo que cualquier persona te haga. De 8.000 millones de personas te ha elegido a ti.