Las tres razas de gato que ni los veterinarios quieren en su casa

Algunas padecen serios problemas de salud. Otras son demasiado salvajes para la vida hogareña

Los seres humanos hemos jugado a ser dioses con los perros durante miles de años: los hemos cruzado una y otra vez hasta generar una gran variedad de razas diferentes, algunas de las cuales son muy bonitas y adorables, pero muy enfermizas. Es el caso del Shar Pei, el Bóxer, el Pug, el Bulldog inglés o el Cavalier king charles spaniel. De hecho, estas dos últimas sufren tantas dolencias que países como Holanda o Noruega ya han prohibido su cría. No obstante, este fenómeno no es exclusivo de los perros: aunque las distintas razas de gato presentan menores diferencias evidentes, algunas de ellas padecen tantos problemas que ni lxs propixs veterinarixs las quieren en sus casas.

Así lo explica uno de ellxs, Ben The Vet, en su cuenta de TikTok. Por ejemplo, dice, “es cruel e injusto apoyar la crianza del Fold escocés porque este tipo de gato es propenso a sufrir una dolorosa enfermedad articular degenerativa durante toda su vida”. Sí, es preciosísimo, con su pelaje aterciopelado y sus minúsculas orejitas, pero conforme cumple años sus articulaciones se van endureciendo, sus huesos se fusionan y su movilidad va disminuyendo y, lo que es peor, trae consigo mucho dolor. Tenerlo en casa no es una decisión demasiado empática. Si amas a los animales de verdad, cree este veterinario, no deberías optar por esta raza creada a capricho de los seres humanos.

Otros problemas

Y lo mismo ocurre con el gato Persa. En palabras de Ben, “La gente no se da cuenta de que pueden tener dificultades para respirar tanto como algunas razas de perro de cara plana. Y se debe en general a las mismas razones: a lo chatas que son sus caras y lo pequeñas que son sus fosas nasales”. Y no es la única mala noticia para estas criaturitas. Al parecer, y siempre según ese experto, estos gatos también tienen propensión a experimentar problemas de visión y problemas de insuficiencia renal por el desarrollo de quistes en el riñón. Y si la ética no te convence, ten en cuenta que con estas dos razas de gato tendrás que gastarte un dineral en cuidados veterinarios. Garantizado.

Por último, Ben asegura que nunca adoptaría un gato Bengalí. Aunque las razones aquí van por otra línea: “Lo que mucha gente no sabe es que son un híbrido entre un tipo de gato salvaje, llamado gato leopardo asiático, y las razas de gatos domésticos, por lo que siguen siendo bastantes salvajes en términos de comportamiento y temperamento”. De hecho, pueden ponerse muy agresivos en algunas situaciones. Obviamente, en este caso se trata de una cuestión de gustos, aunque el hecho de que mantenga una mayor carga genética salvaje también les puede hacer sentir frustrados en una vida extremadamente doméstica. Existen alternativas mucho más adaptadas.