Hay una tendencia en ti: eres más de perros o eres más de gatos. Y eso no significa que sientas necesariamente antipatía por la otra especie ni que no puedas disfrutar de la compañía de ambas. Es simplemente que prefieres, con mucho, tener a una de ellas correteando por casa. Hasta ahora, la idea generalizada era que esta predilección tenía mucho de cultural, de aquello que habías vivido en casa cuando eras pequeñx. Pero no es del todo así. Por supuesto, haberte criado con perros a tu lado o con gatos a tu lado influye en tus preferencias, pero, según un estudio llevado a cabo por científicxs estadounidenses, existen rasgos de tu personalidad que condicionan significativamente esta tendencia.
Por ejemplo, y tal y como señalan desde IFLScience, medio que se hace eco de esta investigación con 418 personas con mascota, lxs expertxs “han demostrado que las personas amantes de los gatos tienden a ser más inteligentes que las personas amantes de los perros”. En concreto, los primeros obtuvieron puntuaciones más altas en pruebas cognitivas que implicaban el razonamiento, el pensamiento abstracto, la autosuficiencia y la mentalidad abierta. Y no solo eso: el estudio también evidenció que las personas-gato tienden a ser más creativas, más independientes y más rebeldes. Podrías pensar que son mejores en todo, pero eso no es cierto. Las personas-perro tienen sus armas.
En palabras de lxs propixs responsables del estudio, “por el contrario, estos hallazgos describen a los amantes de los perros como personas con los pies en la tierra, pragmáticas y obedientes, así como cálidas, extrovertidas, sociables, expresivas y orientadas al grupo”. Una serie de cualidades que aumentan las probabilidades de éxito social. Y no lo olvides: tener éxito social, ser capaz de mantener relaciones con otras personas de calidad, es importantísimo para el bienestar psicológico y emocional. Después de todo, eres unx animal social cuya alegría y cuya felicidad dependen en buena medida de las demás personas, por más que quieran venderte el individualismo como panacea.
En cualquier caso, los resultados no son fruto de la casualidad. Como explican lxs autorxs de la investigación, “los hallazgos sugieren que las personas que obtienen una puntuación más alta en la conciencia de las reglas y la vivacidad tienden a preferir los perros, y que las personas que obtienen una puntuación más alta en el razonamiento y la sensibilidad emocional tienden a preferir los gastos”. Pero cuidado: esto no es más que una tendencia media. No te lo tomes al pie de la letra. No comiences a pensar que eres poco creativx por tener un perro o poco extrovertidx por tener un gato. Al fin y al cabo, las personas somos demasiado complejas para encajar al 100% en moldes.