Este artículo no va dirigido a inocular en ti la ilusión fulgurante pero temporal de tener un gato como mascota. Al fin y al cabo, se trata de una gran responsabilidad y no basta un breve encaprichamiento para hacerse cargo de uno. Te lo tienes que pensar bien. Tienes que estar segurx de que quieres adoptarlo con todas sus consecuencias. Eso sí: para esa reflexión profunda te vendrá bien tener información acerca de todo lo bueno que puede darte uno de estos animalitos. Como por ejemplo y según indican desde El Confidencial, el hecho de que “necesitan menos cuidados pues son muy independientes”. Sí, debes hacerte cargo de ellos, pero eso requiere menos trabajo que en el caso de un perro.
Además, y en esto da igual si se trata de un gato o de un perro, “está demostrado científicamente que las personas con mascotas suelen estar más sanas y, sobre todo, contentas” que las personas sin mascota. Es así. La compañía, el contacto físico, el sentirse responsable del cuidado de otro ser y al mismo tiempo sentirse cuidadx por ese ser son circunstancias que sacian en cierta medida ese deseo interno y tan ancestral tuyo de socialización. Por otro lado, el amor que te dan, y un gato te da amor aunque la cultura popular los dibuje como auténticos desalmadxs, incrementa tu autoestima. De hecho, dicen desde este medio, “ayuda a recuperarse mejor de un trauma emocional”.
La paz que necesitas
Pero la cosa no termina ahí. Los gatos son animales bastante juguetones y curiosos. Si entras al trapo con ellos, si les das bola, si participas en sus juegos, obtendrás mejoras cognitivas, especialmente las relacionadas con la concentración, con la memoria y con la disminución del nivel de estrés. Porque ese sí que es uno de los puntos paradigmáticos de la tenencia de un gato: traen mucha calma a tus días. Son juguetones, sí, pero desde una actitud sosegada, relajada y en paz. Y además saben descansar como nadie en cualquier rincón, lo que transmite sensaciones de armonía y atención plena. Esto es especialmente útil para personas muy inquietas y ansiosas. Sus gatos marcan el camino.
Por último, están los beneficios del gato para tu salud física: una mejora de la tensión arterial, probablemente relacionado con esa calma que transfieren a las personas inconscientemente, y un fortalecimiento del sistema inmune, según una investigación realizada por científicxs del Hospital Universitario Kuopio de Finlandia. Más específicamente, parece que los gatos son particularmente beneficiosos ante infecciones respiratorias. Y si nada de esto te termina de convencer, piensa que son muy calentitos en los duros meses de invierno, que son bonitos hasta decir basta y que probablemente te quedes embobadx constantemente observando el tuyo. Tú mismx.