La actriz Sydney Sweeney, famosa su papel en Euphoria y considerada una de las mujeres más atractivas de Hollywood, ha sufrido bodyshaming en redes. Sí, sí, como lo oyes, Sydney Sweeney. Comentarios que van desde “parece un león marino en época de cría” hasta “debería volver al gimnasio”, son los que recibieron unos robados que un paparazzi le hizo a Sweeney mientras estaba en la piscina en bikini.
Los comentarios no solo son crueles, sino que exponen un problema más profundo: cómo el machismo y los cánones estéticos imposibles distorsionan las percepciones de belleza y desconectan a los hombres de la realidad.
Sweeney, quien a sus 27 años posee un físico que muchas personas considerarían ideal, se está preparando para su próximo papel como Christy Martin, una icónica boxeadora de los años 90. Los comentarios en redes no solo minimizan su arduo trabajo –doce semanas de entrenamiento intenso que incluyen boxeo, crossfit y levantamiento de pesas–, sino que revelan cómo las expectativas poco realistas afectan incluso a quienes se ajustan más a los estándares de belleza impuestos.
Cánones estéticos y perfección inalcanzable
El problema radica en cómo los cánones estéticos actuales, impulsados por las redes sociales y la industria de la moda, promueven una perfección inalcanzable. Esto perpetúa un ciclo de insatisfacción donde ninguna mujer, por hermosa que sea, parece cumplir con las expectativas. Si alguien como Sweeney –una actriz alabada por su talento y belleza– es atacada, ¿qué mensaje reciben las demás mujeres?
Lo irónico de este fenómeno es que los mismos hombres que critican a Sweeney probablemente serían incapaces de alcanzar los estándares de fitness que ella ha logrado. Los ataques no reflejan un problema con el cuerpo de Sweeney, sino la percepción distorsionada de quienes la atacan. Es una prueba de cómo los estándares impuestos no solo perjudican a las mujeres, sino que también distorsionan las expectativas de los hombres, alejándolos de apreciar cuerpos reales y saludables. En otras palabras, a los hombres ya no les gustan las mujeres, no al menos las de carne y hueso.
Sweeney no es la única que sufre este tipo de acoso. Muchas mujeres famosas, desde actrices hasta deportistas, han alzado la voz contra la deshumanización que generan estos comentarios. Hace poco Margot Robbie, cuando publico sus fotos estando embarazada, también sufrió el mismo tipo de ataques.
Sin embargo, el caso de Sweeney pone en evidencia un punto clave: si incluso una de las actrices más hermosas y talentosas de Hollywood no es inmune a los ataques, es urgente replantearnos cómo los estándares irreales están dañando nuestra sociedad.