Si algunas vez te has preguntado para qué sirve un juzgado de violencia sobre la mujer, un ente tan específico, aquí tienes la respuesta: un estudio publicado en Journal of Public Economics a finales del año pasado concluyó que estos juzgados hacen crecer hasta en un 28% el número de denuncias. O dicho de otra manera: las mujeres se sienten mucho más respaldadas a la hora de buscar justicia ante los agresores cuando cuentan con entidades dedicadas a protegerlas. Lo cual tiene todo el sentido del mundo. El problema es que no hay suficientes.
No por dos razones. La primera es que la nueva Ley Orgánica de Eficiencia del Servicio Público de Justicia obliga ahora a estos juzgados específicos a asumir todos los delitos contra la libertad sexual, sin importar si existe un vínculo matrimonial o de pareja o no. En este otro artículo ya te lo explicamos detalladamente. La segunda es que, sorpresa, una vez las mujeres se sienten protegidas y apoyadas para denunciar, salen a la luz muchas más agresiones físicas y sexuales de las que se dice desde los lares más antifeministas del país. Hay amago de colapso en estos juzgados
De hecho, lxs propixs magistradxs de estos juzgados ya avisaron de esto nada más conocerse la nueva ley orgánica: “El efecto inmediato de la reforma va a ser el colapso total de unos juzgados ya de por sí sobrecargados, en una materia tan sensible como es la relacionada con la lucha contra la violencia de género y la protección de las mujeres y de sus hijos e hijas”. En este sentido, toda la sociedad, o al menos aquella que no habita en el espectro machista, estaba demandando más recursos para unos juzgados que son verdaderamente trascendentes.
Y el gobierno ha escuchado. Aprovechando la celebración del Día Internacional de la Mujer el pasado domingo, el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, escribió un tuit anunciando un aumento del 50% de la plantilla de lxs jueces de violencia sobre la mujer. Todxs ellxs jueces especializados en la materia realmente familiarizados con este tipo de casos. Una medida con la que se espera que estos juzgados específicos asuman con eficiencia sus nuevas competencias y logren así proteger a las mujeres en todas las circunstancias.
Porque efectivamente no tenía mucho sentido limitar las funciones de los juzgados de violencia sobre la mujer a las relaciones de pareja. Sí, desgraciadamente, buena parte de las agresiones físicas y sexuales que sufren las mujeres a manos de los hombres ocurren dentro de esta, pero se dan también y en cantidades deplorables fuera de ella. En rollos de una noche. En discotecas. En el trabajo. En un sinfín de contextos que antes quedaban en manos de la justicia ordinaria. Debemos celebrar estos avances y el aumento de los recursos públicos destinados a ello. Ese es el camino.