Sentirte viejoven aunque no llegues a los 30 podría esconder un grave problema

Ve con cuidado, porque influye más en tu cuerpo tu edad psicológica que la que pone en tu DNI

A partir de los 24 las resacas ya empiezan a ser más duras. Sales y te da más palo. Una vez en la discoteca quieres volver antes a casa. Te das cuenta que estar de fiesta hasta las seis ya no es un hábito sino un logro. Es algo normal, nos hacemos mayores y no podemos mantener unos ritmos de vida. Sin embargo, puede ser que seamos más mayores de lo que realmente somos.

¿Qué quiere decir? Pues que muchas personas se sienten más viejas de lo que son. Creen que ya no tienen edad para hacer algunas cosas, que por vergüenza o por una falsa madurez no deberían comportarse de forma “infantil” o que hay hobbies que deben abandonarse a partir de ciertas edades.

Al final, acaban apagadas, apartando muchas cosas que les hacían felices y sentirse más jóvenes porque “ya han madurado”. También, por la presión social que te insta a no comportarte como un joven y a ser un adulto —sea lo que sea eso—, acabas creyéndote tanto ese discurso que al final te da palo hacer cosas de joven y lo alimentas juzgando a los que todavía lo hacen.

Si algo de esto te suena, reflexiona: ¿eres más viejo de lo que toca? Ten cuidado si la respuesta es sí, porque diversos estudios que recoge la cadena británica BBC determinan que tu edad psicológica puede acabar afectando a la física. “Sentirte entre ocho y 13 años mayor que tu edad real aumenta el riesgo de muerte en un 18-25% además de una mayor probabilidad de contraer enfermedades graves”, asegura el artículo.

Los estudios alertan, además, que tu cuerpo reacciona a tu edad mental y que los viejóvenes tienen más posibilidades de ser ingresados en el hospital por algo que tu cuerpo a tu edad debería recuperarse con relativa facilidad y que, a la larga, puede derivar en demencias. “Tu edad emocional puede predecir mejor tu salud que la fecha en tu certificado de nacimiento”, concluye un estudio de la Universidad de Montpellier.

También sucede al revés: si te sientes entre cinco y ocho años más joven tienes más beneficios para tu salud y crecimiento personal. Eres menos concienzudo, sedentario y neurótico algo que sucede con la edad y eres más extrovertido y abierto a escuchar y experimentar. Eso, además, no va reñido a un comportamiento infantil, sino que como detalla el artículo, “pruebas más cosas, adquiriendo la sabiduría que se adquiere experimentando, pero a la vez, tienes las herramientas para entender los procesos y sacar conclusiones adultas. No es como si vivieras congelado en un estado de inmadurez por sentirte joven”.

Aunque las conclusiones médicas de sentirte joven o viejo son claras, no todos sabemos si somos más viejos de lo que somos según nuestra edad. Para averiguarlo hay algunos patrones, uno de ellos —obviamente— es la edad. La mayoría de adolescentes y jóvenes hasta los 25 suelen sentirse más mayores un 60% de los veinteañeros sienten que tienen entre 28 y 30. En parte, porque se consideran adultos y creen que tienen unas opiniones muy claras que no siempre se escuchan, así que deben actuar y ser de forma más madura para ser escuchados. Pero, según el artículo, hacia los 27 cambia. El 70% de los mayores de 25 querrían ser más jóvenes y tener hobbies y actividades más infantiles, menos maduras y serias.

Otro de los factores que determinan que una persona se sienta más vieja es de género. Las mujeres, como no suelen ser escuchadas en los entornos masculinizados, suelen actuar de forma más adulta para ganarse su respeto, añadiéndose psicológicamente más años de los que tienen.

Los estudios demuestran que nunca miramos los beneficios de aquello que vivimos. Si somos jóvenes, queremos el respeto de la adultez, si somos adultos, queremos la alegría de la juventud. No obstante, cabe destacar que muchas personas desprecian su juventud y se ven obligadas a envejecerse porque tienen que superar algunos estereotipos y lograr sentirse más respetadas. Aunque quizá no saben que el coste acaba envejeciéndoles de forma real.