Esta jubilada con 120K seguidores odia a los influencers y es más joven que tú

Sacramento Amate, Mis Papelicos, es una influencer senior de moda con 119K seguidores en Instagram, que considera "la nueva plaza del pueblo"

Mis Papelicos, Sacramento Amate, está jubilada, pero su historia está llena de plot twists. Primero das con una señora con un tupé rubio y brazos en jarra que posa con unos looks imprevisibles. Luego te cuenta que ese peinado viene de cuando su esposo sufrió un cáncer y ella fue a la peluquería a que la raparan porque no podía perder mucho tiempo ante el espejo pero tampoco quería perder su planta. Se pasaba horas acompañándolo e Instagram se convirtió en un espacio donde ver cosas bonitas. Con el tiempo, ha sumado casi 120.000 seguidores en la red, que pronuncia con acento inglés y considera "la nueva plaza del pueblo". Ha hecho amigas en Nueva Zelanda, Chicago o Amberes. Amigas, amigas, que la visitan y se quedan en su casa.

Nació en Bailén, una localidad al norte de Jaén que en Google Maps aparece rodeada de zonas industriales. Descubrió la ropa vintage en Londres en los años 70, cuando en su pueblo solo tenían traje de semana y traje de domingo. Ahora, lo máximo que invierte en una prenda son cuatro euros y con 20 vestiría a toda una familia. Es difícil dar con ella. Va de shooting en shooting con un fotógrafo estudiante de Bellas Artes al que ayuda para darle un empujón en su carrera, pero también desfila, acude a la semana de la moda... tiene una jubilación gloriosa. Es feliz, sobre todo, porque es sencilla: "no quiero ser una Kardashian". Cuando le digo que su entrevista tendrá un formato similar a la de Lara Alcázar, líder de Femen en España, o Lara Alcázar, cineasta, ambas menores de 30, me pregunta cómo puede encontrar los textos en nuestra web. "Se nota que eres millenial", me responde. Su edad se la reserva.

1. Código Nuevo. Si no sabes usar el buscador de una página, ¿cómo gestionas una cuenta con 119K?

Sacramento Amate. Empecé el blog hace 10 años y cuando apareció Instagram, no me interesó, pero me metí poco a poco, deambulando. Luego vi que podía ser un lugar para expresar mi voz y ahora la manejo estupendamente porque es mi pasión. Ya sé de Instagram más que nadie.

2. C.N. ¿Qué edad tienes?

S. A. Me da mucha rabia que al lado de una persona se ponga un número. Me niego a hacerlo porque no me define. No porque sea mayor, sino porque se predispone a pensar "señora de no sé cuantos años". Me siento más joven ahora que cuando tenía 20, he conocido gente muy vieja con 40 y gente muy joven con 80. Para mí la edad es un número nada más. Yo no tengo edad.

3. C. N. ¿Qué has descubierto en Instagram que no existiera antes?

S. A. Para mí es la nueva plaza del mundo. Me ha abierto las puertas a gente con la que no hubiera tenido contacto de otra forma, gente afín, amigas que me cuentan sus penas por privado... Cada uno encuentra lo que quiere. Es como un cuchillo: puede cortar pan o puede matar. Depende de cómo lo uses. Yo estoy enamorada de Instagram.

4. C. N. La gente lo usa para ligar, ¿tú también?

S. A. Qué horror. No, no, no, no. Nunca. No me interesa ligar, me interesan las cuentas que inspiran, la novedad. Me aburren las cuentas de pase y pose delante de la misma puerta pero con vestido nuevo. También tienen derecho, pero a mí me aburren. Ligar está fuera de mí. Nunca quise casarme pero me casé, así que ahora bastante menos.

5. C. N. ¿Los hombres lo respetan?

S. A. Muchas mujeres ponen en su biografía que están casadas o con dos hijos y yo me preguntaba por qué. Me niego a ponerlo porque no me define, pero entonces los hombres asumen que busco novio. Me mandan fotos de sus penes... yo los bloqueo y los elimino. No puedo hacer nada más, pero lo del "hola guapa" es diario. Menos mal que casi solo me relaciono con otras mujeres y gais, con quienes tengo más afinidad.

5. C. N. Nunca es tarde para...

S. A. Yo soy la prueba de que nunca es tarde para conseguir las cosas que uno quiere. Tuve que trabajar en otras cosas, la enseñanza, que nunca fue mi pasión. Yo convertía las cortinas en vestidos, pero tenía que hacer otras cosas, trabajar, estudiar... tenía que, tenía que, tenía que... hasta que ya no tenía que nada, así que me dediqué a la moda. Todo tiene su tiempo. Ha llegado cuando tenía que llegar, cuando yo era fruta madura.

6. C. N. No encajabas, estudiaste filología, te fuiste a Londres...

S. A. Primero estudié magisterio, hice oposiciones. Con el dinero que ganaba de profesora me iba en verano a diferentes universidades de Inglaterra, pero vi que en menos de un año era imposible aprender bien. Entonces pedí un intercambio, me fui con la maleta bajo el brazo en el momento en que nadie se iba. Si hubiera buscado novio no lo hubiera encontrado, pero a la semana encontré a mi marido y aquí estamos. 

7. C. N. En 2028 compraremos más ropa usada que fast fashion, ¿te lo crees?

S. A. Empecé a comprar ropa de segunda mano hace 30 años y nunca compro en tiendas normales. Voy al mercadillo, donde está el pulso del pueblo, lo que la gente desecha, que para mí es un tesoro. Lo recupero y es una maravilla: tengo camisas de Christian Dior, Yves Saint Laurent, Chanel, Moschino, Prada... todo eso por un euro, 50 céntimos... si compro nuevo siempre lo hago de algún diseñador emergente para darle alas, pero no le doy alas a cualquiera. Si tiene potencial, lo apoyo comprando su prenda y paseándola por el mundo.

 

8. Define. Influencer. Para mí es lo más tonto del mundo mundial. Si te fijas, ya va desapareciendo de Instagram porque es lo más cateto. Ha llegado hasta el pueblo chico... "influencer" de qué.

Mantel. Atuendo total. 

Zara. Democratizó la moda. La gente empezó a pensar "uy, puedo tener un vestido igual que el que visto en tal y cual", hasta que nos uniformizó a todas. Ya te lo dan hasta con los zapatos que te combinan. Para mí, todo lo que te impide pensar no existe. La última vez que compré en Zara fue cuando lo que compré en mi pueblo luego lo vi en la Quinta Avenida de Nueva York. Dije: "hasta aquí hemos llegado".

Gucci. Me encanta Alessandro Michele porque está bebiendo de la calle, del vintage... está creando cosas nuevas que no son nuevas. Yo me empapo de todos los desfiles, claro, está bebiendo eso y está reciclando lo mismo de lo mismo. Me gusta, pero ahora todo el mundo adora a Gucci y se pone el logo. Me lo regalan y no lo quiero. No me pondría un logo de nadie en el pecho ni que me pagaran. No soy un tablón de anuncios. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Espejo. Enfrentamiento con uno mismo. En mis tiempos más oscuros no me miraba al espejo. Y en los tiempos buenos, te miras al espejo y dices "esto es lo que hay". Hay quien mide 1,90 y a lo mejor tampoco es tan feliz. Lo importante es gustarme yo. Ver lo que refleja.

Hand made. Hecho a mano siempre. Conservo cosas que ha hecho mi hermana. El altar de mi armario es un lugar donde guardo cosas que nosotras hemos bordado o cosido. Yo, mi hermana, mi hija o una abuela porque no lo volveremos a hacer. Siempre busco en los mercadillos lo hecho a mano porque me imagino a la mujer haciéndolo, soñando en que se lo ponga su hija, porque cuando coses también es una forma de meditación. Es una forma de darle a esa prenda vida.

9. ¿Qué es para ti comprar una prenda nueva?

S. A. A mi armario le viene muy bien porque todo se vuelve nuevo. Cuando entra una prenda, todo el mundo quiere ligar con ella. Si entra una camisa, todas las faldas se revolucionan y dicen "conmigo va bien" o un vestido dice "pónmela encima". Una prenda nueva siempre es aire fresco.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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10. C. N. ¿Cuánto cobras por un post?

S. A. No hago publicidad porque no tengo proyectos de ser rica. Creo que soy la única persona en España que no compra lotería ni siquiera en Navidad. No quiero ser rica, quiero ser feliz. No cobro nada, cero. 

11. C. N. Las tendencias sirven para...

S. A. Es una forma de asegurar a las inseguras, de guiar el ganado. No hay palabra que aborrezca más o que me dé ganas más de vomitar que "este año se lleva mucho". No me importa en absoluto. No hay algo que deteste más que ir por la calle y ver a alguien con lo mismo que yo. Si ya está hecho, ¿para qué lo voy a volver a hacer?