6 personas nos cuentan su historia de amor con el Sónar

El festival es uno de los más importantes de Europa y reúne cada año a miles de personas de todas partes del mundo

Gafas de sol y outfits de lo más originales. Sombreros, diademas de flores y riñoneras fosforito. Purpurina en la cara y vasos de cerveza en las manos. Escenarios con música de lo más variada. Estamos en el Sónar. El público que asiste sonríe, baila, pasea y se hace fotos. Todos están alegres. Viva el buen tiempo y los festivales. O mejor dicho: viva el Sónar, eso opinan la mayoría de las personas con las que conseguimos hablar.

María Cerdán, 26 años

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Hace siete años que esta joven valenciana se mudó de su ciudad natal a Barcelona. Su objetivo era venir a estudiar y cuando finalizó la carrera de publicidad decidió quedarse porque “lo que había estudiado está muy presente en Barcelona y tiene salidas laborales”. Este es el cuarto año consecutivo que viene al Sónar. Aunque su primera vez no fue en el 2014 sino en el año 2013: “Vine con una amiga y solamente un día. Tenía 19 años y me tocó la entrada en un concurso”, cuenta mientras se ríe y recuerda.

Esa experiencia se le quedó corta: “Estaba un poco perdida y no me enteré mucho de la película pero volví el año siguiente y ahí me encantó. Todo, el ambiente, el buen rollo, la música, cómo arriesga, cómo innova… Desde ese año me he comprado el abono sin faltar ninguna vez. Me gusta porque apuesta por artistas emergentes de cualquier género musical y por las nuevas tecnologías”.

Ricardo Alburquerque, 27 años

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La primera vez que este joven pisó el Sónar fue en el año 2016, desde esa fecha este catalán no ha dejado de venir. Una de las razones por las cuales jamás se perdería este festival es porque “suelen traer a dj’s y grupos musicales que no han venido antes a Barcelona y que si no fuera por el Sónar no vendrían”. No solo eso es lo bueno para él: “Puedo ver grupos por primera, y quizás última, vez en mi vida sin tener que viajar y pudiendo dormir en mi casa, es un plan ideal”, explica con convencimiento.

Su género musical favorito es la electrónica más experimental y, según cuenta, no puede encontrarlo en las salas más generales de la ciudad, por eso viene al Sónar porque es “un festival que arriesga”. Otro de los puntos que este joven ve muy presentes en el Sónar es la moda: “Creo que mucha gente viene a ver las tendencias, qué cosas se llevan. Algunos parece que van disfrazados y es un poco postureo pero de verdad pienso que se trata de un lugar donde es posible ver lo último en el mundo de la moda”.

Marina Caro, 26 años

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Esta joven malagueña vive en Australia hace ya algunos años. Siempre había querido asistir al Sónar: “Era ese festival al que habían venido todos mis amigos y yo aún no había tenido la oportunidad, bien por tema económico o porque estaba trabajando u ocupada con alguna otra cosa”. Este 2018 es su primera vez en un festival que “ojalá pueda repetir el próximo año”. La ciudad australiana costera en la que reside actualmente Marina, Gold Coast, se encuentra a 17.000 km. de distancia de Barcelona, justamente los que ha recorrido para venir a gozarlo con sus amigos al Sónar.

“La verdad es que este año me han regalado la entrada, así que me he pedido vacaciones y he aprovechado el viaje para recoger el título universitario. Además estaré visitando Barcelona, tengo toda la semana libre”, explica Marina apoyada en una columna del recinto mientras espera a sus amigos.

Bjørge Sandroad, 43 años

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El Sónar es un festival donde hay personas de todas las edades y justamente por ello fue interesante poder hablar con Bjørge que se encontraba mirando el móvil cerca de uno de los puestos de comida del festival. Es su tercera vez en el Sónar, las dos anteriores fueron en el año 2009 y en el 2014. Su objetivo siempre ha sido venir a divertirse al cien por cien y lo más curioso es que este año viene solo: “Las anteriores veces vine con amigos pero este año he decidido disfrutarlo en soledad”.

Aunque aún no está seguro si volverá el próximo año, tiene claro que Barcelona tiene un clima mucho mejor que el de Dinamarca —país desde el que viene— y su objetivo es poder disfrutar también de la ciudad. Algo que comparten muchos de los turistas que se acercan a la ciudad condal en esta época.

Flora Quentin, 28 años

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Esta joven originaria de Lyon, Francia, es una amante de los festivales, ha ido a todos los que ha podido y, hasta ahora, no había tenido la oportunidad de vivir el Sónar —al menos no en primera persona, ya que sus amigos siempre le habían contado sus experiencias—. Su sueño era estar en Barcelona por su buen clima y sus monumentos turísticos y por el Sónar

Anton Strelnikow, 29 años

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Moscú se encuentra a más de 3.500 km. de distancia de Barcelona. En su momento, este joven recorrió esa distancia para conocer la ciudad base del Sónar. Ahora Anton reside en Barcelona. De vez en cuando vuelve a su ciudad natal e intenta que sus temporadas de estancia coincidan con el festival. “Llevo viniendo todos los años desde el 2011, es decir, hace siete años que no me lo pierdo”, cuenta el joven con un castellano muy bien pronunciado.

La primera vez que asistió fue de casualidad y gracias a que un amigo le convenció. Estaba un poco perdido pero pronto se dio cuenta que el Sónar sería uno de sus festivales favoritos, ¿la razón? le encanta la música electrónica y cree que este festival promueve de una manera increíble este género musical. Cuando le preguntamos si volverá el próximo año le sale un enorme gesto de tristeza, al parecer, según nos cuenta, ha programado un viaje muy largo en las mismas fechas en que se celebra el festival: “Será la primera vez que falte, es raro. Pero el siguiente no me lo perderé”.