¿Por qué los medios deportivos siguen hipersexualizando a deportistas y reporteras?

En pleno 2020, cada cinco mujeres que aparecen en la portada virtual de periódicos deportivos tres lo hacen en ropa interior

El disfraz de Carnaval de Genie Bouchard, las piernas de Garbiñe Muguruza o el calentamiento de la atleta Michell Jenneke. Casi siempre que aparece el nombre de una deportista profesional en un titular va acompañado de un adjetivo sexista. Sin ir más lejos, la semana pasada la tenista rusa Maria Sharapova anunció su retirada del circuito profesional a los 32 años. Los adjetivos de algunos medios de comunicación durante toda su carrera fueron “sexy, atractiva, bella…”. Sharapova ostenta un palmarés 645 victorias, 5 Grand Slams, una plata olímpica y 21 semanas como número 1 del mundo. Sin embargo, como si sus triunfos no importaran lo más mínimo, ha aparecido en prensa solo por su apariencia física.

Y es que, aunque no lo quieran ver, la forma en la que los grandes medios de comunicación trivializan la imagen de las deportistas contribuye a la transmisión de estereotipos sobre el deporte femenino. A las deportistas en la prensa no se las representa como sujetos activos sino como un objeto, observado y pasivo.

Hipersexualización a golpe de clickbait

El periodismo deportivo recurre a menudo a títulos honoríficos como reinas, guerreras, sirenas, princesas para las deportistas, dando a entender que el título conseguido es fruto de un premio y no del esfuerzo. Además, las mujeres no suelen aparecer en los diarios deportivos por sus logros deportivos sino como estereotipo del deseo sexual masculino con una hipersexualización manifiesta. El diario AS cosificó hasta el año 2017 a mujeres en ropa interior y las utilizó como reclamo sexual en su contraportada hasta que fue denunciado por CC.OO. a través de la Secretaría de la Mujer y el Sector de Medios de Comunicación, Artes, Cultura y Deportes por “la utilización de estereotipos sexistas en diferentes secciones del periódico”. El director Alfredo Relaño respondió que la chica del AS había supuesto la liberación de la mujer. Más tarde, tuvo que rectificar y pedir perdón. A día de hoy los diarios deportivos digitales siguen creando contenidos en sus webs estimulando los más bajos instintos. Tres de cada cinco mujeres que aparecen en la portada virtual de periódicos deportivos lo hacen en ropa interior.

La futbolista Alexia Putellas, que acaba de cumplir 300 partidos con el FC Barcelona lo explica: “Espero que nos hagamos valer por nuestros méritos y no por nuestro físico. A mí lo único que me importa es el fútbol. El físico es mío, yo lo que quiero compartir es el fútbol. Hay parte de la prensa deportiva que es prensa rosa y que se llama prensa deportiva porque son ‘las novias de’ y esos ‘des’ son futbolistas”. La nadadora Duane Da Rocha, campeona europea en 2014, fue elegida por un medio de comunicación como la más sexy del equipo español en los Juegos Olímpicos y tuvo que posar desnuda para conseguir costear viajes con su equipo el Canoe: “Pasé mucha vergüenza cuando lo vi. Se olvidan muchas veces de que somos deportistas. Necesitamos otra cultura. Aunque a veces nos da algo de vidilla, una vez posé desnuda para poder costearnos los viajes de competición”.

El “piropo” a las deportistas es una de las representaciones de la sexualización en el periodismo deportivo. Los casos se repiten como el del periodista Manolo Lama, que respondió a su compañero Manu Carreño en Cuatro de la siguiente forma: "Y todos aquí empujando con Muguruza", animó Carreño, y Lama le respondió: "Eso es lo que a ti te gustaría". El periodista Morata de la Cadena SER publicó en su Twitter en los JJOO de Brasil una fotografía junto a Mireia Belmonte en la que puso: “Hoy he conocido a Mireia Belmonte oro y bronce en Río. A parte de simpática es más guapa y delgada que en TV”. Estos periodistas se ven con el derecho de evaluar a una deportista por su físico, cosificándolas, sexualizándolas y haciendo percibir que existen para el consumo y disfrute del hombre. Además, esto repercute en las exigencias a las periodistas deportivas.

Reporteras florero y récords de audiencia

El periodista Santiago Segurola explica: “Las empresas requieren mujeres desde una mirada machista. Esa mirada perversa tiene una derivada terrible. Tienes que seguir un prototipo de mujer que a las que a veces no les interesa el deporte. No me parece mal por ellas, me parece mal por los que deciden. Pero sí creo que hay mujeres que son muy buenas. Pienso que no existe mejor entrevistadora que Mónica Marchante. Una periodista feroz y elegante. En otro país sería una celebridad”. La mirada masculina y la proliferación de un determinado prototipo de belleza femenina convierten al periodismo deportivo en un espacio coercitivo donde existe discriminación por apariencia física para las mujeres.

Para prosperar las mujeres han de adaptarse a una morfología corporal demandada por los medios de comunicación deportivos y adquirirla para volverse valiosas en el mercado. Es lo que el sociólogo José Luis Moreno Pestaña ha denominado ‘La cara oscura del capital erótico’ en la que los atributos corporales se transforman en una moneda corporal que se ofrece como mercancía en el mercado de trabaja. Por una parte, el capital erótico desafía jerarquías sociales tradicionales, ya que pueden poseerlo personas con pocos recursos por azar biológico y las élites no lo pueden monopolizar. Y, por otra, estigmatiza a mujeres que se benefician de la belleza corporal con un alto cuidado estético al sufrir desprecio y sospechas de que no hacen buen periodismo por ello.

Y es que el capital erótico de las mujeres se vende como carnaza en medios privados. Se las consume como objeto sexual en el porno, en revistas, series, películas, videoclips y también en el deporte, uno de los productos culturales más consumidos  por los jóvenes. Un claro ejemplo son los planos de cámaras de partidos de vóley playa en los que los realizadores se centran en sacar más tiempo los cuerpos de las deportistas respecto a los hombres. La clave de bóveda de toda esta hipersexualización reside en que la cúpula mediática de los medios deportivos está plagada de hombres que promocionan el cuerpo y las curvas por encima del esfuerzo y los triunfos.

Al final, sea como deportistas o como comunicadoras, las mujeres siempre se llevan la peor parte en el mundo del deporte pero ni sus cuerpos son un reclamo, ni sus deportes un escaparate, ni su aspecto algo que juzgar con algún absurdo adjetivo.