Cadena perpetua por matar al hombre que abusó de ella durante 25 años

Valérie Bacot fue víctima de abusos durante 25 años y ni siquiera contó con el apoyo de su madre

Valérie Bacot no es la clase de víctima de violencia machista que solemos ver. Lamentablemente, su historia es mucho más terrible que la mayoría de los casos que hemos escuchado nunca: su padrastro, Daniel Polette, abusó de ella durante 25 años; la obligó a contraer matrimonio con él y luego ella le mató. No podía más. Ahora, se enfrenta a un juicio en la ciudad francesa de Chalon-sur-Saone que podría condenarla a cadena perpetua y marcar un antes y un después en la lucha contra la violencia machista.

El infierno de Bacot empezó cuando Polette llegó a su vida. Según cuenta en su libro Tout le monde savait Todo el mundo lo sabía, publicado este mayo con el popular sello editorial Fayard, por aquel entonces era el novio de su madre, quien era alcohólica, pero en sus 198 páginas ella siempre se refiere a él como su padrastro. Cuando Bacot tenía solo 12 años la violó por primera vez. Su pesadilla de abusos solo acababa de empezar.

Aunque estos enviaron al abusador dos años y medio a prisión, volvió a casa de Bacot y la violó de nuevo, y en medio de esa espiral de violencia, una de las cosas más duras que vivió es que ni siquiera contó con el apoyo de su madre, a quien una vez escuchó decir: “Me importa un bledo mientras no se quede embarazada”. No fue así. A los 17 años, la dejó embaraza del primero de los cuatro hijos que tendrían juntos. Luego le exigió contraer matrimonio, la obligó a prostituirse y le dio palizas casi a diario.

Hasta aquí queda claro lo difícil que ha sido la vida de Bacot, pero hay más. Como detalla en el mismo libro, Polette no iba a permitir bajo ningún concepto que tratara de empezar una nueva vida lejos del sufrimiento. Entonces, llegaron las amenazas. “No te preocupes: un día te irás de aquí”, le dijo en la primera de todas y añadió: “Pero será con los pies por delante, y los niños también”. Llegó un momento en el que solo pudo decir basta. Fue exactamente el 13 de marzo de 2016, cuando tras ser violada por un cliente con quien Polette le había obligado a prostituirse, ella cogió la pistola que este guardaba en el coche, y le disparó. “Tenía miedo todo el tiempo … Tenía que ponerle fin”, añadió en las mismas páginas.

Después de matarle, escondió el cadáver con la ayuda de dos de sus hijos y en octubre de 2017 fue arrestada. Ahí no tuvo más remedio que confesar el crimen y, ahora, se enfrenta a un juicio que ha llevado a más de 600.000 personas a firmar una petición que pide su liberación y a la fiscalía y a la defensa a exponer versiones dispares. La primera parte señala que se trata de un homicidio premeditado, mientras la segunda que Bacot lo hizo en defensa propia y en la de sus hijos. "La violencia extrema que sufrió durante 25 años y el temor de que su hija fuera la próxima" la llevaron a asesinar a Polette, recordó a AFP su abogada, Janine Bonaggiunta.

El caso de Bacot es similar al de Jacqueline Sauvage, que estuvo 47 años casada con un hombre que, según relató, la violaba y la golpeada a ella y a sus cuatro hijos. En septiembre de 2012, cuando su hijo acabó con el dolor ahorcándose, Sauvage acabó con su vida. Eso le llevó a pasar tres años en la cárcel hasta que, en 2016, fue indultada por el expresidente francés François Hollande. Esperemos que el caso de Bacot sea diferente, que no corra la misma mala suerte que Sauvage y pueda, por fin, saber lo que es vivir fuera del infierno.