El millonario que compraba menores para montar orgías con políticos en una isla secreta

Uno de los mayores escándalos de pedofilia llega a Netflix. El documental 'Jeffrey Epstein: Filthy Rich' entra en esa red que usaba técnicas de estafa piramidal para conseguir niñas a las que explotar sexualmente

El Lolita Express era un avión que transportaba por todo el mundo a menores para ser explotadas sexualmente en fiestas de ricos y políticos. La Isla Pedófila, un trozo de tierra privado donde se hacían fiestas y orgías con menores que se sentían atrapadas y no podían huir porque estaban rodeadas de cámaras que las observaban 24/7. Parecen los elementos de una novela de crimen retorcida y asquerosa, pero no tiene nada de ficción. Son solo dos de los muchísimos elementos que confeccionaron la red de tráfico y explotación sexual de menores del multimillonario Jeffrey Epstein.

El recién estrenado documental de Netflix, Jeffrey Epstein: Filthy Rich Jeffrey Epstein: asquerosamente rico, en el catálogo español se adentra en estas redes de tráfico de menores, hablando con supervivientes, abogados, periodistas y agentes de policía que intentaron denunciar durante años a este poderoso hombre que, como explican en el documental, “pensaba que estaba sobre el bien y el mal y nunca podría ser detenido”.

Tenía motivos para pensar así, compraba a gente a su gusto tenía el dinero y la influencia para hacerlo y lograba extorsionar, perseguir y acosar a aquellos que intentaban denunciarlo una de las víctimas tuvo que mudarse cada dos meses durante años, a otra la seguían detectives que ponían las largas en el coche para que no durmiera y se desquiciara, y llegó a cotillear la vida privada de los policías para amenazar a sus familias hasta que abandonaran el caso.

La docuserie, de cuatro capítulos de una hora cada uno, intenta reconstruir cómo Epstein logró que un montón de niñas menores de edad se fueran vendiendo entre ellas enviando a sus amigas para ser violadas. El multimillonario creó una especie de estafa piramidal, pero con violaciones: “si traes una amiga os doy 200 dólares a cada una”, aseguraba. Lo hizo durante muchos años, creando una red de tráfico y abusos sexuales que costó décadas en sacar a la luz y donde, supuestamente, estaban implicados muchos famosos aunque ninguno salió encausado, uno de ellos, el productor Harvey Weinstein sí, el del #MeToo.

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Además de analizar los crímenes, el documental intenta comprender quién era el magnate, investigando desde los primeros años de Epstein hasta que fue encarcelado donde se quitó la vida. Pero, también, analizando su personalidad con psicólogos descrito como un sociópata narcisista sin capacidad de sentir empatía y, de hecho, solo muestra emociones cuando le dicen que una víctima dijo que su pene era feo y con forma de huevo, porque le están atacando a su superioridad, policías que sufrieron sus amenazas presentándolo como un cínico que recurría a lo que fuera para ganar y sus excompañeros de Wall Street que aseguran que triunfó manipulando, su auténtico don: podía convencerte para hacer lo que él quisiera, llevaba siempre la sartén por el mango.

Tras su estreno este finde, ha estado en el top 5 de más vistos de la plataforma. ¿Por qué? No solo porque expone una historia real y terrorífica que todos habíamos leído en los periódicos y que demuestra la impunidad con la que algunas de las grandes fortunas han vivido haciendo lo que querían. Sino también porque, tras las manifestaciones por la muerte de George Floyd, Anonymous ha resucitado con un documento de 91 páginas con, supuestamente, todos los contactos de famosos que habían colaborado con la red de tráfico de menores de Epstein, como Donald Trump. Según el documental, otros de los hombres que pasaron por la isla de las orgías fueron Bill Clinton hasta 26 veces y el príncipe Andrew de Inglaterra, que violó a menores, según varios testigos.

El timing de Netflix ha sido exquisito, porque en medio de toda esta ola de revelaciones políticas, su documental añade todo el contexto necesario para entender uno de los casos más graves y de redes más extensas de pedofilia de la historia, que no solo se ha limitado a Estados Unidos, sino que, como reveló la policía cuando el caso dejó de estar bajo secreto de sumario, el Lolita Express había viajado a muchos países, entre ellos, España. Por ejemplo, una de las víctimas fue violada en Madrid, que, junto a Sitges Barcelona, son dos de las muchas localizaciones a las que viajan durante las entrevistas. Una historia obligatoria que te tragarás de una sentada y te dejará igual de aterrorizado que una película de miedo.

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