La lamentable censura de Milei a la literatura feminista

Quiere retirar novelas que hablen de la violencia de género, los abusos sexuales o la comunidad queer de los institutos

Dolores Reyes es una de las escritoras argentinas contemporáneas más potentes. Su ópera prima, Cometierra, una historia alrededor tanto de la maternidad como de la violencia de género, fue aclamada por la crítica internacional como lo que es: un pedazo de novela como la copa de un pino. Un ejercicio de compromiso social. Un relato valiente. Para la vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, sin embargo, la obra no es más que una sarta de escenas pornográficas que corrompen a la juventud y ha anunciado públicamente su intención de sacarla de las aulas de todo el país. Es solo un capítulo más en la persecución de la literatura feminista por parte del gobierno de Milei.

Porque la cosa viene de largo. El partido de Milei, La Libertad Avanza, ya ha atacado en redes la obra de otras autoras como Sol Fantin, Aurora Venturi o Gabriela Cabezón. Son, aseguran, degradantes e inmorales. Porque hablan de prostitución. Porque hablan de diversidad sexoafectiva en las familias queer. Porque relatan crudamente abusos sexuales. Esa dureza narrativa es interpretada por estxs conservadorxs como porno. Y es difícil no pensar que, en cierto sentido, en lo más profundo del problema, no está la narración de escenas sexuales, sino la intención del gobierno argentino de censurar los discursos que van contra el sistema de valores tradicional más rancio.

La ultraderecha y el temor al feminismo

Como bien explica una de las afectadas en una entrevista para Público, “si toda la literatura fuera leída desde esa mirada que tienen los ultraconservadores, quedaría muy poca literatura. Ni el Quijote estarían en las bibliotecas, por no hablar de la Biblia, donde pasan cosas como que dos hijas violen a su padre o incluso que un señor mande a matar a otro para quedarse con su esposa”. Pero a Milei y compañía no le afectan ni el Quijote ni la Biblia. Le afectan los relatos feministas porque temen el feminismo. No es casualidad que eliminaran el Ministerio de Mujeres ni que recortaran un 80% el programa Acompañar para mujeres víctimas de violencia de género.

Por si la censura no fuera ya suficiente, el señalamiento público y la descalificación del gobierno de Milei a estas autoras supone un riesgo a la seguridad de las mismas. Como apuntan desde el citado diario, “expuestas a intimidación, vigilancia y violencia verbal, las escritoras temen que su actividad intelectual pueda suponer un riesgo para su propia integridad en un país donde la denominada ideología de género cada vez es castigada con mayor ferocidad”. Hay mucho machista suelto por el mundo y todo esto no es más que chispa para su odio. Por suerte, la persecución está uniendo aún más al movimiento feminista y al colectivo de escritorxs en el país. Será decisivo para pararle los pies a esa caterva de reaccionarixs.