Lo que le ocurre a tu hígado cuando dejas de beber alcohol

Es el órgano con mayor capacidad de regeneración de tu cuerpo (aunque tiene un límite)

Resulta sorprendente que una sustancia tan sumamente normalizada, tan presente en la vida diaria de la gente, sea perjudicial para tantos de tus órganos: daña la salud de tu corazón, daña la salud de tu cerebro y, por encima de todo, daña la salud de tu hígado. De hecho, y según dice el profesor de hepatología Ashwin Dhanda, de la Universidad de Plymouth, en un artículo en The Conversation, “la mayoría de las personas que beben más del límite recomendado de unas seis pintas de cerveza a la semana tendrán hígado graso”, una condición en la que tu hígado se inflama y trata de curarse produciendo tejido cicatricial y que puede derivar en la enfermedad conocida como cirrosis.

¿Asustadx? Pues aquí tienes las buenas noticias: de todos los órganos que alberga tu organismo el hígado es el que posee una capacidad más alta de regeneración. Hasta el punto de que puede volver a crecer incluso después de una amputación del 70%. En este sentido, escribe este especialista, “en las personas con hígado graso, tras solo dos o tres semanas de abandono del alcohol el hígado vuelve a sanar y vuelve a tener un aspecto y funcionamiento como si fuera nuevo”. Tu hígado es así de increíble. Te quitas la cervecita de después del trabajo o de la noche mientras cocinas y él te lo agradece perdiendo esa grasa e inflamación acumulada que tanto mal le hace. Muy agradecido.

Dormirás mejor

Pero no es el único beneficiado. En palabras de Dhanda, “dejar de beber también tiene efectos positivos sobre el sueño, la función cerebral y la tensión arterial, reduce el riesgo de padecer varios tipos de cáncer como el de páncreas o de colon y reduce el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”. Son todo ventajas. Sí, te ves obligadx a reconfigurar la manera en la que socializas o en la que te relajas tras un día de mucho estrés, pero merece la pena. Y no te engañes: la ciencia ya ha demostrado que no existe una cantidad de alcohol segura. Siempre que te bebes un vino, siempre sin excepción, estás alterando la salud de tu cuerpo en general. Es pura toxicidad. Y ya está.

Además, hay que tener en cuenta que existe una frontera a partir de la cual el deterioro no es totalmente reversible. “Si dejamos de beber y solo tenemos un hígado graso, este puede volver rápidamente a la normalidad. Si el hígado ya estaba cicatrizado, con cirrosis, dejar de beber alcohol le permitirá sanar y mejorar su función, pero sin deshacer todo el daño que ya ha sufrido”. Quizás haya llegado el momento clave de preguntarnos como sociedad, y tú como sujeto, si queremos seguir metiéndonos en el cuerpo un veneno que nos mata lentamente, o si nos rendimos a la evidencia científica y lo dejamos a un lado definitivamente. Se puede vivir perfectamente sin él.