El síndrome del pero, ese trastorno que padeces y que hace el mundo más injusto

"No soy homófobo, pero", "no soy tránsfobo, pero", "no soy racista, pero"... Si empieza a decir frases así, cuidado: padece el síndrome

Seguramente conoces gente que lo padece. Tu amigo, tu compañero de trabajo, tu cuñado o tu padre. Incluso puede ser que seas tú el infectado. Es fácil de detectar, solo hace falta fijarse en una palabra: pero. “Yo tengo un amigo gay, pero…” o “me parece genial que celebren el orgullo, pero…”. Es ahí cuando sabes que tienes el síndrome del pero, que hace el mundo más injusto y desigual.

Argumentine es la solución definitiva. “Porque no hay nada más eficaz contra la LGTBIfobia que un buen argumento”, defiende la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales FELGTB, que se han inventado este falso síndrome —y de su consecuente 'medicación'— para concienciar sobre los tópicos LGTBIfóbicos que se repiten a diario en las conversaciones con una apabullante normalidad.

Esta campaña ha sido publicada para coincidir con el Día Internacional contra la LGTBIfobia y se basa principalmente en desmontar seis argumentos discriminatorios y recurrentes en torno al matrimonio, educación, derechos, trans, orgullo y visibilidad.

“Acepto que se emparejen pero que no le llamen matrimonio”

Una frase muy utilizada que últimamente se ha hecho viral por Santiago Abascal, líder de Vox, que propone uniones civiles para homosexuales —algo que a los gais de Vox les parece bien—. “Lo llamamos matrimonio porque denominarlo de otra forma implicaría estar hablando de una categoría diferente. Si toda la ciudadanía es igual según la Constitución Española, debe ser tratada en igualdad y ésta sólo se puede conseguir llamando de la misma manera a lo que es lo mismo”, argumentan. Así que sí, es discriminatorio rechazar el matrimonio igualitario.

“El colegio es para educar, pero no para adoctrinar con ideologías de género”

La FELGTB advierte: la educación en género no es una ideología. “Se trata de educar en valores como la igualdad y el respeto para conocer la diversidad del ser humano. De esta forma, creceremos respetando y entendiendo las distintas realidades que componen la sociedad actual”. Educando en el género se prevendrá el bullying y los pensamientos suicidas asociados que, según los estudios de la Federación, sufren la mitad de jóvenes LGTBI.

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“Me parece genial que hayan conseguido más derechos, pero ¿qué más quieren?”

Sí, vivimos en una sociedad más tolerante que nunca, pero quedan muchísimos más derechos que conquistar. Los informes de la Federación muestran algunas cifras en las que toca mejorar: por ejemplo, en España se registran 600 delitos de odio por género y orientación sexual en un año. El principal motivo de acoso escolar es la LGTBIfobia. También faltan derechos reproductivos, porque “las mujeres lesbianas o bisexuales tienen necesariamente que estar casadas antes de que nazcan sus bebés para poder inscribirlos en el registro civil, a diferencia de las parejas formadas por un hombre y una mujer”, y laborales, porque “el 85% de las personas trans están en situación de desempleo”.

“Entiendo que se cambien de sexo, pero no que tenga que pagarlo yo”

Ser trans no es un retoque estético. […] El hecho de que una persona decida iniciar un proceso de transición implica tener que enfrentarse a todo su entorno, incluso a sus seres más queridos. Es una decisión para la que se necesita mucho valor y que dada la falta de aceptación de la sociedad puede acarrear desde la pérdida del empleo hasta rupturas con familiares y amistades”, explica la Federación.

Es una operación con mucho estigma y muy dificultosa. Nadie la haría si no fuera por salud. Y por eso, debe estar incluida en la seguridad social. De hecho, así lo recomendó el Parlamento Europeo, en una resolución que instaba a “incluir en sus legislaciones el reconocimiento jurídico del género sobre la base de la autodeterminación”.

“Perfecto que celebren el orgullo gay. Pero, ¿y el hetero?”

El Orgullo LGTBI no es una fiesta o una celebración, es una reivindicación de unos derechos humanos que no están del todo garantizados y que se corre el riesgo de perderlos con un simple desvío a la derecha de las autoridades y el gobierno. Por eso mismo, los heteros no necesitan un orgullo, porque sus derechos nunca han sido cuestionados. No hay países en el mundo en los que se persigan heteros. En cambio, por ser gay, puedes ser perseguido como criminal en más de 70 estados.

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“Está bien que sean gais, pero que lo hagan en su casa”

Si los gais tienen derechos es, precisamente, porque se han mostrado visibles socialmente. Vivimos en un país que “hasta casi los años 80, encarcelaba y perseguía a los miembros de este colectivo o directamente negaba su existencia. Visibilizar la realidad LGTBI es imprescindible para mostrar que existe, que la sociedad es diversa, y que este colectivo tiene unas necesidades específicas que necesitan ser atendidas”, advierte la FELGTB. Para los que crean que ser visible no es importante: hasta 2018, la Organización Mundial de la Salud OMS no había eliminado la transexualidad de la lista de enfermedades mentales. Fue a gracias a activistas trans que salieron a la calle y se reivindicaron que consiguieron su despatologización.  

Impermeabilizar estos argumentos te ayudará a desmontar la verborrea LGTBIfóbica en las reuniones familiares y el lugar de trabajo. Pero el síndrome del pero no solo margina por orientación y género. También hay muchos argumentos racistas que se esconden en las frases con el "pero" y que ya te explicamos cómo desmontarlas en un artículo anterior. Eso sí, aunque sepas tumbar estos discursos rancios y de derechas, no habrá ningún cambio social si te callas cuando oyes alguien con el síndrome del pero. Está en manos de todos cortar de raíz los tópicos discriminatorios.