No queremos vivir en un país donde lanzan bombas a los centros de menores

Todavía es incierto quién ha sido, pero el ataque a la casa de acogida de Madrid es intolerable y no podemos permitir que se repita

No queremos vivir en un país donde se atacan centros de menores con granadas. Lo que pasó el miércoles en el centro de acogida de Hortaleza en Madrid es intolerable, es muy grave y es un gesto xenófobo. Llevamos tiempo viendo ataques a inmigrantes, a miembros de la comunidad LGTBI y a colectivos que, en general, son vulnerables por ser diferentes y por ser minoría. No queremos vivir en un país donde ellos sean maltratados.

La bomba, además de una agresión, fue un mensaje, una amenaza. El explosivo tenía poca carga, pero estaba lleno de odio y de violencia. Tenía el objetivo de atemorizar a unos chicos que, recordémoslo, son menores y están en España solos. Una granada en un centro de acogida es como un explosivo en el colegio de tus primos, sobrinos o hermanos adolescentes, han dicho los profesores. Y lo repiten: no es la primera vez que los hostigan y probablemente tampoco será la última. Qué miedo.

Los colectivos de acogida de inmigrantes ya han movilizado para protestar contra este ataque. Y también para recordar a Omar, el joven que se suicidó tras perder la tutela por haber llegado, supuestamente, a la mayoría de edad las pruebas físicas que se hacen a los inmigrantes para determinar si han cumplido los 18 años tienen dudoso rigor científico, según los expertos. Las oenegés no se cansan de alertar de que estos chavales son frágiles y que corren peligro. Mientras tanto, un partido que culpabiliza a los inmigrantes de todos los males de este país gana terreno en el Congreso. PP y Vox se han negado a condenar el ataque que ya ha puesto a España en el punto de mira internacional y, en general, los partidos no ven el momento para replantear la gestión de la acogida de los menores. Desde 2015, se han registrado más de 4.000 menores no acompañados en la Comunidad de Madrid.

Los residentes del centro de Hortaleza han sufrido una cascada de ataques solo en los últimos dos meses, sin contar los encontronazos con vecinos de otras localidades donde también existen estas residencias. "Sabemos que existen grupos de Whatsapp y páginas de Facebook que incitan a la caza de estos niños", dice a El País Lourdes Reyzabal, presidenta de la Fundación Raíces, un organismo que lleva años denunciando el racismo y ya ha presentado unas 20 denuncias por este tipo de agresiones ante la Fiscalía. “Los grupos en el chat del colegio de mi hija son terroríficos, están generando xenofobia y este barrio nunca ha sido xenófobo”, cuenta una vecina.

Tenemos mucho por reflexionar, pero como apunte final, mañana hay convocada una manidestación por el clima. Según la ONU, la crisis climática va a ser uno de los primeros motivos de las migraciones de las próximas décadas, así que empecemos por dar ejemplo. Nos preocupa el planeta, pero también la gente que vive en él.