Greta Thunberg continua siendo un ejemplo aunque su revolución ecologista fuera diseñada

Según un artículo de The Times, tras el fenómeno Thunberg se esconden el magnate verde Rentzhog, el activista Thorén y contratos públicos suecos para promover la ecología

Todos conocemos la historia de Greta Thunberg: una adolescente que, turbada por las amenazas climáticas que asolan nuestro planeta, salió en una manifestación espontánea con un cartel: “huelga escolar por el clima”. Después de las elecciones y la constitución del nuevo Parlamento, Thunberg ya no estaba sola. Centenares de adolescentes se le unieron en las elecciones, y se hicieron rápidamente virales. Eran la cara visible del enfado y decepción climática de millones de jóvenes alrededor del mundo. Y ese enfado es real y palpable en las aulas de medio mundo.

Pero, como revela el periodista Dominic Green en un reportaje de The Times, quizá estas manifestaciones no son tan espontáneas como la idealizada leyenda que se ha construido sobre Greta ha intentado hacer creer. Al contrario, la acción de Thunberg habría sido coordinada por el magnate verde Ingmar Rentzhog y por el activista medioambiental Bo Thorén, según Justin Rowlatt, corresponsal climático de la BBC y a quien Green entrevistó durante la realización del artículo.

Thorén, explica la investigación, buscaba recrear una huelga escolar inspirada en las manifestaciones de adolescentes anti-armas de Estados Unidos para revitalizar sus campañas ecológicas y hacer que el mensaje llegase a nuevos sectores más implicados. Encontró la cara perfecta para liderar estas manifestaciones: Greta, que se hizo conocida en el sector tras ganar un concurso de escritura sobre medioambiente. Entonces se reunió con ella en diversas ocasiones para organizar las famosas huelgas.

Green asegura que, por lo tanto, la historia que se hizo viral Rentzhog se cruzó de casualidad con Greta mientras se manifestaba, le sacó una foto y llegó a los diarios está orquestada y es falsa. “Conoció a la madre de Greta, la cantante de ópera Malena Ernman, tres o cuatro meses antes de que comenzase todo”, además, “Rentzhog no apareció en la manifestación de casualidad, sino que había sido avisado previamente por Thorén para que fuera a verla.  

En el mismo reportaje añade que Thorén y Rentzhog no son los únicos detrás de Greta. A medida que ganaba popularidad, “el fenómeno Greta” también ha ido involucrado “a lobistas verdes, relaciones públicas, eco-académicos y un grupo de expertos fundado por una rica ex ministra socialdemócrata de Suecia con vínculos con las compañías de energía del país”. Por lo tanto, Thunberg está favoreciendo a los intereses de una industria medioambiental y preparando el terreno “para la mayor bonanza de contratos gubernamentales de la historia: la ecologización de las economías occidentales. Sea o no consciente de ello, esta niña es la punta de lanza de una estrategia de presión que busca generar unos réditos empresariales concretos”, sentencia el autor.

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Los agentes implicados en el artículo ya se han pronunciado. Por supuesto, nadie reconoce haber inventado a Greta. La activista adolescente, por su parte, reconoció haberse inspirado en la propuesta de Thorén, pero asegura que él no organizó el movimiento estudiantil: “me gustó la idea de una huelga de estudiantes, por lo que la desarrollé y traté de que se me unieran otros jóvenes. Pero nadie estaba realmente interesado. Pensaban que una versión sueca de la marcha Zero Hour tendría un impacto mucho mayor. Por lo que decidí planificar la huelga estudiantil por mi cuenta y después de eso no participé en ninguna otra reunión”.

Las pruebas, testimonios y contradicciones que aporta Green en su artículo revelan que se han contado mentiras. Sin duda, el magnate y el activista conocían a Greta y a su familia antes del fenómeno viral. No fue todo “fruto del destino”, como aseguraron en un principio.

Sin embargo, ¿el hecho de que se haya romantizado la historia invalida su activismo? Lo que está claro del caso de Greta es que ella cree firmemente en sus principios ecologistas. Unos principios que han ayudado a situar el ecologismo en las aulas, portadas y en la sobremesa, a que se hable en sectores menos concienciados de estos temas, vitales en el siglo XXI. Greta ha empoderado a personas que creían que no tenían voz a denunciar los abusos medioambientales, y eso es, en el fondo lo que debería importar, más allá de quién sea el artífice del Fridays For Future.