Las Girl Scouts se han convertido en una organización antirracista

De vender galletitas de puerta en puerta a combatir activamente el racismo: nos encanta esta evolución de las Girl Scouts.

Aunque desde su fundación en 1912 las Girl Scouts han promovido la inclusión en Estados Unidos, ahora la organización ha dado un paso más en su lucha contra el racismo: 500.000 dólares en una campaña que pretende dejar clara su posición antirracista. Según explicó su actual CEO Judith Batty, una Girl Scout puede venir “de cualquier parte”. De hecho, le gustaría ver a más chicas racializadas unirse al grupo, sentirse apoyadas e incluidas en la experiencia de ser una Girl Scout. Esta iniciativa antirracista comenzará con una auditoría de los programas, políticas y prácticas de la ONG para determinar si la organización es realmente un lugar en el que cualquier chica podría sentirse acogida. Se recogerán también datos para evaluar hasta que nivel la ONG tiene problemas para que las chicas de color permanezcan en ella y por qué.

Una vez se complete la auditoría las Girl Scouts determinarán cómo abordar los resultados, potencialmente ajustando el uso del lenguaje a uno más inclusivo, con estrategias de marketing y con programas totalmente inclusivos. “Creo que tenemos que entender, siendo nosotras un movimiento, dónde están nuestros problemas. No son los mismos a lo largo de todo el país, por supuesto, pero lo que queremos confrontar es el racismo sistemático que existe, no solo en nuestra sociedad, sino por extensión en las propias Girl Scouts”, dijo Batty. “Tenemos sistemas y procesos que refuerzan la disparidad racial que existe en Estados Unidos… y esas son las disparidades y procesos que queremos desmantelar”.

Batty es una figura histórica en las Girl Scouts, siendo la primera CEO negra. Ella asegura que su experiencia como integrante de la ONG como niña en los 70 fue increíblemente positiva. Pertenecía a dos “tropas”, una en la que solo había otras niñas negras y una en la que ella era la única, “Siempre sentí mi lugar en las Girl Scouts, siempre sentí que era el sitio perfecto para mí. Nunca sentí que no fuera escuchada o valorada. Eso es lo que quiero para todas las Girl Scouts, sin importar en qué tropa estén. Hacia eso es hacia lo que estamos trabajando”. Batty comentó también que cuando ella era una miembro la raza no era un tema de debate en su tropa, pero ahora conoce a Girl Scouts que quiere hablar sobre su identidad étnica o racial, algo que considera muy saludable.  Batty es consciente de que su proyecto puede levantar ampollas entre los que consideran que educar en el antirracismo es “adoctrinamiento”, pero no tiene miedo.

Las Girl Scouts ya se han posicionado en temas similares antes. En 2011, hace una década, las Girl Scouts adoptaron oficialmente una política que permite a las chicas trans unirse al club, algo que indignó a grupos religiosos y conservadores. "Siempre habrá un poco de división, pero lo que hacemos es enfocarnos en lo que queremos ser y hacia dónde intentamos llegar. Queremos ser la organización que da la bienvenida a todas las niñas, que todas las niñas sientan que es su organización. Construimos niñas con coraje, confianza, y carácter, y continuaremos haciéndolo ".