Garret Morgan, el inventor negro al que el racismo lo borró de la historia

"El Edison negro" salvó millones de vidas inventando las máscaras de gas y añadiendo la luz ámbar los semáforos, pero el racismo ha impedido que lo reconozcan como el héroe que fue.

Durante la medianoche de un caluroso verano en Cleveland en el año 1916, mientras unos obreros operaban bajo el Lago Erie en la construcción de un túnel, sucedió una explosión de gas natural. Cuando el polvo se asentó y dejó visible la tragedia, 11 trabajadores habían muerto. Y esto fue solo el inicio. Dos partidas de rescate entraron en busca de supervivientes, pero no tenían el material de seguridad necesario para protegerse de los gases y el humo. De los 18 rescatadores 11 murieron. 11 horas más tarde, desesperados por encontrar a alguien con vida, la policía de Cleveland buscó a Garret Morgan, el protagonista de este texto, y que se hacía llamar por aquel entonces a sí mismo “el Edison negro”. Querían comprar las máscaras de gas había patentado un par de años atrás. Morgan salió corriendo en pijama para ayudar en el rescate.

La invención de Morgan nació también como respuesta a una tragedia. Fue unos años antes, el 25 de marzo de 1911, cuando un incendio en una fábrica de Nueva York mató a 146 trabajadores. O, mejor dicho, trabajadoras, puesto que la grandísima mayoría de las obreras eran mujeres. Este accidente puso sobre la mesa el debate de la inseguridad laboral y la falta de equipamiento de seguridad en estos casos. Morgan se propuso crear una máscara que protegiera realmente de la inhalación de humo. “Las complicaciones pulmonares que prosiguen a la inhalación de humo suman el 77% de las muertes relacionadas con incendios”, explica la neumóloga Sumita Khatri, de la Cleveland Clinic, “y es principalmente por envenenamiento por monóxido de carbono”.

Garrett Morgan Hopewell Museum

Aunque la creación de Morgan era brillante, era difícil de vender: descendiente de un soldado confederado y una esclava negra, el color de su piel fue una barrera evidente a lo largo de toda su vida. Para pasar por encima de los racistas en 1914 Morgan contrató a un actor blanco para hacerse pasar por el inventor de su máscara delante del público. En 1916 Cleveland estaba a punto de convertirse en la quinta ciudad más grande de Estados Unidos. Su creciente población necesitaba urgentemente suministros de agua potable, y fue en medio de las obras necesarias para conseguirlo cuando el el accidente con el que hemos abierto este texto sucedió.

Los cuerpos se apilaron hora tras hora hasta que optaron por utilizar la invención de Morgan, gracias a la cual pudieron rescatar a ocho personas. Morgan, indignado, escribió una carta al alcalde de Cleveland en aquel momento, Harry Davis: “No soy un hombre de gran educación y cultura, sin embargo tengo un doctorado de la escuela de los golpes duros y el trato cruel”, leyó su nieta Sandra de una copia de la carta original de su abuelo a Scientific American.
El semáforo tiene historia De Click en Click!

A principio de la década de 1920, unos cinco años después, la tragedia volvió a activar la mente del inventor al presenciar un horrible accidente de tráfico entre un coche de caballos y un automóvil en un cruce. Antes de que Morgan mejorara los semáforos estos solo tenían dos posiciones “para” y “avanza”: Morgan fue el inventor de la luz ámbar en los semáforos. ¿En serio, no estáis flipando de cómo el racismo borra de la historia a figuras que, literalmente, siguen mejorando nuestro día a día 100 años después? La mejora de Morgan se implantó a partir de 1923 y podemos verla en las calles de todo el mundo 100 años después, cada vez que salimos a dar un paseo.

Con el dinero que ganó se compró una finca enorme en Wakeman, Ohio, y la convirtió en un club de campo para afroamericanos, con su sala de fiestas y salón de baile. Garrett Augustus Morgan murió a los 87 años de edad el 27 de julio de 1963, después de toda una vida casado con su esposa Mary Anne Hassek, con la que tuvo tres hijos. Por desgracia antes de su fallecimiento llevaba 15 años ciego. Medio siglo después su gran invención, la máscara de gas, se expuso en la inauguración del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, haciendo honor, aunque demasiado tarde, a un hombre que salvó y sigue salvando vidas con su valentía y su ingenio.