Las cuatro corrientes de protesta de moda en el entorno laboral

No tienes por qué usarlas, pero está bien tenerlas a mano para determinadas situaciones

El mundo laboral no es idílico. Nunca lo fue. El problema es que a las generaciones millennial y centennial les vendieron la moto de que podía serlo si se esforzaban mucho y encontraban un buen lugar en el que trabajar. Pero el curro siempre es curro. Y las empresas siempre piensan en sí mismas. De ahí que, como explican desde Business Insider, muchxs jóvenes estén desarrollando e implementando distintas estrategias para protestar. La más popular de todas, la que más ha trascendido y la que más gente está siguiendo, es la renuncia silenciosa, con la cual se produce una desvinculación emocional y de esfuerzo con las tareas y con los objetivos de la compañía. Pero hay algunas otras más.

Como la práctica del trabajo de manicura. Según el citado medio, “los trabajadores de manicura son aquellos que tienen una reacción negativa instantánea contra el exceso de trabajo”. A diferencia de lo que pasa con la renuncia silenciosa, donde vas haciendo cada vez menos y menos trabajo hasta que resulta demasiado evidente, el trabajo de manicura implica ir de cara y enfrentarte directamente con quienes desean cargarte de curro hasta hacerte explotar. Es una vuelta de hoja. Un regreso a la asertividad valiente. No obstante, dicen los expertos, quienes practican esta corriente “son los primeros en ser despedidos cuando llegan los tiempos difíciles”. Son el blanco más fácil.

Otra estrategia para lidiar con unas malas condiciones de trabajo, lo que incluye el hecho de tener que realizar tareas aburridas que no llenan ni satisfacen, es la que consiste en prosperar en silencio. Acuñada por el psicoterapeuta Lesley Alderman, este “cree que renunciar en silencio desempodera a los trabajadores y sugiere en cambio que adopten una mentalidad más resiliente para sobre llevar un panorama difícil”. Es un planteamiento sencillo: haz cambios en el día a día laboral que te hagan sentir que estás al mando y que no eres un simple robot que sigue las órdenes de otro. Mejor que te echen por hacer las cosas a tu modo y como te gustan que por no hacerlas y aburrirte.

Además, también tienes la táctica del gruñido persistente, que consiste en no reprimir tus sentimientos acerca de tu situación laboral. Aquí no solo te quejas abiertamente de la cantidad de trabajo que pretenden poner sobre tus espaldas, sino de cualquier otra cosa: de tu sueldo, de tu horario, de tu falta de días de teletrabajo... Es un empoderamiento. No dejas el trabajo y dejas a lxs demás pringando en esa empresa, sino que presionas desde dentro para mejorar las cosas. Por último, menos solidario, está la estrategia del trabajo ruidoso, que consiste en soltar las quejas sin miedo pero no hacer demasiado trabajo. Una combinación fatal para la empresa. Pero si se lo merece...