En un mundo idílico cada una de las personas que habitan este planeta trabajarían en algo que les apasiona. Pero no vivimos en un mundo así. Aunque algunxs tienen la suerte de entregarse cada día a tareas que les motivan muchísimo, buena parte de la gente tiene que currar en cosas que no le entusiasman demasiado. Labores aburridas que realizan diariamente con ánimo mecanicista. Quehaceres que conducen a objetivos que en realidad les importan una mierda. En una situación así, puedes tomar dos caminos: o ir cada día al trabajo como si fuera una condena, con actitud quejica y cara de apio, o entregarte de lleno a la filosofía meraki para transformar completamente tu vida laboral.
Procedente tanto del griego como del turco, meraki es un término que no tiene traducción exacta en nuestro idioma: lo más aproximado que se puede decir es que significa algo así como hacer las cosas con amor y con pasión, tal como explican desde Trendencias. Es un concepto que te invita a que des tu 100% en todas y cada una de las tareas que haces al cabo del día. “Hacer esa receta de las abuelas puede ser una oportunidad de poner meraki en nuestra vida, pero también hay meraki en el cuidado de unos padres a su hijo, en el mimo con el que riegas las plantas y, por qué no, en el trabajo”. Es simplemente un cambio de actitud hacia todo aquello que estás obligado a hacer.
Inténtalo
Y tiene sentido: si tienes que pasarte ocho horas en la oficina, ¿por qué no abandonar el victimismo y buscar la manera, a través de la entrega y la creatividad, de convertir tus labores en algo que te motive de alguna manera? El meraki te invita al menos a intentarlo. De lo contrario, tienes asegurada la frustración y el vacío. Para hacerlo, escriben desde el citado medio, “lo primero que deberíamos hacer es descubrir nuestro propósito y analizar qué aspectos de nuestro trabajo nos apasionan más” y se alinean mejor con dicho propósito. Se trata de buscar el resquicio positivo a través del cual introducir energía y ganas en una jornada habitualmente desilusionadora.
Por supuesto, la responsabilidad no es toda tuya. Según las condiciones laborales de tu curro tendrás mayor o menor margen de maniobra para aplicar el meraki. “Evidentemente si sufres burnout, la filosofía y meraki y tú en el trabajo no os llevaréis bien”. Y está bien que así sea. El meraki sirve para encontrar la chispa en un trabajo aparentemente aburrido, no para encontrar fuerzas extras en un trabajo explotador. Si te exprimen como a una naranja sin compasión ninguna, si tienes unx jefe de mierda, si el ambiente es tóxico a morir, no dejes de buscar alguna otra cosa paralelamente. Porque te mereces algo mejor. Algo donde al menos puedas aspirar al meraki.