El síndrome de la tiara: esperar sentada a que tu jefe te valore

Nadie vendrá a aumentarte el sueldo si tú no lo reclamas primero

Te gusta hacer bien tu trabajo. Y en realidad, eres buenísima en tu curro. No deja de sorprenderte cómo tu compañerx que lleva más de 20 años en la empresa no sabe abrir un documento compartido en el Drive, mientras que tú no paras de tener ideas brillantes que hacen crecer a la empresa en la que trabajas. Sin embargo, a la hora de destacar y de que tus jefxs te tengan en cuenta, pecas de una timidez excesiva. Si te reconoces en estas situaciones, quizá estás sufriendo el síndrome de la tiara.

El síndrome de la tiara son esos casos en los que las mujeres esperan que sus jefxs reconozcan su valía laboral, pero sin hacer ruido y siendo discretas. Es decir, les cuesta destacar o incluso defender su buen trabajo ante sus superiores. Aunque también puede llegar a pasarles a los hombres, es más común entre las mujeres. Suele ocurrir también que un hombre se apropie de las ideas brillantes de su compañera, y esta tampoco sepa reclamar ante sus jefxs que fue suya.

Trabajan como las que más, sin quejarse, haciendo horas extras y son perfeccionistas. Pero lo hacen todo sin hacerse notar, esperando que algún día su jefx se “dé cuenta” de lo valiosas que son para la empresa y de que se merecen un aumento de sueldo. Pero en la vida real las cosas no funcionan así. Si quieres un aumento tienes que levantarte de la silla y reclamar lo que mereces a tus superiores, seguramente muchas veces y de forma consistente. Dejar atrás el síndrome de la tiara y empezar a apropiarte de tus logros.

El término del síndrome de la tiara lo inventaron Carol Frohlinger y Deborah Kolb, fundadoras de Negotiating Women. También involucra una actitud pasiva por parte de las trabajadoras, en la que no son capaces de hacer brillar sus logros.

Diferencias con el síndrome de la impostora

Se parecen, pero no son lo mismo. El síndrome de la impostora es más bien ese miedo a no estar a la altura. En cambio, el síndrome de la tiara se refiere más bien a la timidez con la que se reconocen los propios logros y se defiende una subida de aumento sin esperar que venga alguien mágicamente a dártela. “En el caso de la tiara queremos que nos reconozcan pero no lo decimos y en el del síndrome de la impostora es más que nosotras no nos lo reconocemos”, resume a La Vanguardia la psicóloga Laura Ruiz.

Pero los dos síndromes tienen en común una cosa: suponen una barrera para las mujeres y su crecimiento laboral. El primero, pueden llevar a que no destaquemos por nuestro miedo a defraudar, mientras que el segundo nos puede mantener en un mismo puesto o categoría laboral porque no queremos defender nuestra valía. Algo que se da en mucha menor medida en los hombres, que suelen tener más autoestima y confianza, también en los entornos laborales.