El auge de las drogas para rendir mejor en el curro evidencian todo lo que está mal en la sociedad

Microdosis de LSD para volverte más creativx. Cocaína para soportar el estrés. Ketamina para apagar la depresión laboral

Está ocurriendo. En palabras de la periodista Emily Stewart, quien ha estudiado el tema en profundidad, “los trabajadores cualificados de Silicon Valley utilizan cada vez más sustancias como el LSD, la psilocibina y la ketamina como mecanismos para mejorar su rendimiento”. Una supuesta puerta hacia una mayor creatividad. Hacia mejores ideas. Un trampolín hacia el éxito profesional. Y no vamos a entrar aquí en un debate acerca de la peligrosidad de todas estas drogas. Lo verdaderamente inquietante, lo que debería hacernos reflexionar, es el hecho de que se estén consumiendo a lo bestia para convertirse en trabajadores más productivos. Es una locura. Un sinsentido más.

”En un mundo empresarial obsesionado con la optimización, algunos aspectos de estas drogas como herramienta para mejorar el trabajo parecen haber llegado para quedarse. Por no mencionar que muchos trabajos aburridos o molestos podrían hacerse más tolerables por cualquier medio posible”, explica la propia Stewart. Un café con leche, unas tostadas con tomate y aguacate y una raya de cocaína para no desfallecer ante una jornada laboral megaestresante. Una cola-cao, una napolitana y unas setas para que el tedio en la oficina se convierta en algo soportable. Un ayuno intermitente y unas microdosis de LSD para impresionar a tu jefx con tus propuestas innovadoras.

Los riesgos de tomar LSD

Unas microdosis que, por otro lado, no parecen funcionar demasiado. Según el especialista en tratamientos con psilocibina Matthew Johnson, “aunque en las encuestas la gente afirma que las microdosis ayudan a mejorar la función cognitiva y a reducir la ansiedad, algunos ensayos controlados con placebo sugieren que en realidad puede que no sirvan de mucho”. O dicho de otra manera: seguir esta moda, meterse diariamente microdosis de LSD o de cualquier otra droga para ir aumentando sutilmente las capacidad cognitivas a largo plazo es inútil y lo único que consigues es jugar a la ruleta rusa con tu salud mental. Y todo por ser una ovejita del sistema más obediente y útil.

Como añade Johnson, “mi principal preocupación es que la gente entienda el riesgo, sea cual sea: el riesgo de un mal trago, el riesgo a nivel psiquiátrico o el riesgo legal”. La discusión ética acerca de las drogas es prácticamente infinita. Cada persona es libre de tomar el camino que quiera. No obstante, hacerlo para poder aguantar el día a día en el curro o para poder competir mejor contra lxs compañerxs es un error. Lo que deben cambiar son las condiciones. Horarios más flexibles, cargas de trabajo mejor repartidas, equipos basados en la cooperación y, en definitiva, entornos laborales saludables que no te fuercen a drogarte para trabajar. Por ahí vamos muy mal como sociedad.