Los jóvenes vivimos uno de los momentos más delicados que se recuerdan en la historia reciente. Al impacto de la pandemia y el confinamiento, se ha unido una nueva crisis económica que, entre otras cosas, han situado a nuestro país a la cabeza del paro juvenil en Europa y está obligando a muchos de nosotrxs a enfrentar un futuro sin expectativas, sin posibilidad de emanciparse y muy lejos de lo que nos habían vendido toda la vida. Como es evidente, en este contexto de mierda la salud mental de los jóvenes ha comenzado a resentirse a niveles muy alarmantes y es hora de visibilizarlo y hablar de ello sin tapujos.
Por primera vez desde que se tiene constancia el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles. Así lo han confirmado los datos de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio que, en 2019, contabilizó 309 suicidios de jóvenes entre los 15 y los 29 años, es decir, una cifra superior a los 307 que se produjeron por accidentes de tráfico, motivo que hasta ahora suponía la primera causa de muerte entre los jóvenes de nuestro país. Esto, según explica su presidente, Andoni Anseán, podría deberse a la mejora en los datos de siniestralidad al volante con una caída del 40% en la última década, sin embargo, no se puede obviar que los suicidios entre jóvenes han aumentado un 30% en el mismo periodo.
Y aunque quizá las cifras de 2020 supongan una pequeña mejor, debido a que estuvimos una parte del año confinadxs, lo cierto es que desde instituciones en primera línea de actuación, como el área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, advierten que el número de intentos de suicidio entre jóvenes han aumentado un 27% en el primer trimestre de 2021. Un dato en la misma línea que el manejado por la Asociación Española de PediatríaAEP que habla de una duplicación en la atención de casos graves de ansiedad, alteraciones obsesivo-compulsivas, depresión, autolesiones e intentos de suicidio.
"Estamos en un momento muy convulso y el estrés postraumático se ha triplicado durante el confinamiento y los meses posteriores con las restricciones”, explicaba a El Confidencial la portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Iria Miguéns. Precisamente ayer, el hilo de una madre que había perdido hace 5 meses a su hijo de 14 años llamó la atención sobre el suicidio juvenil en Twitter. Bajo el hashtag #graciasaRodrigo y a través de la cuenta de su otra hija, esta madre explicaba cómo su desconocimiento y la invisibilización de trastornos graves como la depresión impidió que el menor recibiera atención psiquiátrica a tiempo.
Su caso podría ser el ejemplo perfecto de la falta de conciencia e información sobre un problema que, desgraciadamente, ya es el que más jóvenes mata en nuestro país. La salud mental es prioritaria siempre, pero más especialmente en un momento muy duro en el que simplemente el día a día se está poniendo muy difícil para muchxs. Entender que una depresión no es algo que se cura solo y que es necesario acudir a los especialistas es el primer paso. Olvidemos esas típicas frases de “eso no es nada” o “valora lo que tienes” porque no ayudan en nada. Pensemos que estas personas necesitan la ayuda de todxs para volver a ver la luz donde ahora solo ven oscuridad. Si, como bien pide el hilo de esta madre, no hacemos un cambio como sociedad, estas muertes silenciosas continuarán aumentando ante nuestro temor a reconocer la dura realidad.