La regla de los 10 segundos para salir de la cama en las mañanas muy frías

 Remolonear entre las sábanas durante mucho tiempo puede llevarte a odiar la vida durante todo el día

Ponerte a estudiar después de cenar porque llevas fatal el examen de mañana. No reproducir otro capítulo más de la serie esa a la que estás enganchadx para cocinar. O abandonar la calidez de la cama en las mañanas de invierno. Son probablemente las cosas que más te cuestan en este mundo. Y es entendible. La mala noticia es que esa última vas a tener que afrontarla pronto: el frío ya ha comenzado su anual campaña de conquista y en muy poquito tiempo será devastador. La buena noticia es que puedes usar la regla de los 10 segundos.

Una regla diseñada por el especialista en higiene del sueño Martin Seeley para levantarte de la cama como un resorte tan pronto como abras los ojos por primera vez. Según explican desde el medio británico Mirror, "todo lo que necesitas hacer es saltar de la cama dentro de los 10 segundos posteriores a que suena la alarma, envolverte en algo cálido como una bata y salir de la habitación para no tener la oportunidad de sumergirte nuevamente debajo de las sábanas". Cuanto más remolonees más difícil será. Esa es la premisa básica.

No más de 10 segundos después de la alarma

En palabras de Seeley, "lo peor que puedes hacer cuando despiertas con frío es acostarte en la cama y pensar en el frío que hace fuera y en las ganas que tienes de quedarte en la cama". Primero, porque conviertes el hecho de salir al mundo en una odisea tremenda. Y segundo, porque "esto a menudo puede hacerte sentir aún peor y más desmotivadx durante el resto del día". Con tu falta de ímpetu refuerzas el deseo de permanecer bajo el nórdico y finalmente lo frustras saliendo. Porque tienes que salir. Y claro, engendras odio hacia la vida.

Eso sí: para llevar a cabo la regla de los 10 segundos debes tener algo calentito junto a la cama. Quizá una bata de casa bien gruesa. O tal vez una supermanta para ponerte encima de las piernas mientras trabajas sentadx en el escritorio con el ordenador. O incluso uno de esos pijamas de animales tan reconfortantes. La elección queda en ti. Pero escoge algo. Póntelo fácil. Si te despiertas por la mañana y no ves a tu alrededor nada que pueda aplacar el frío de la habitación te resultará muy complicado cumplir con la regla.

Y si aún así te resulta una labor titánica, si no hay manera de que salgas de la cama de inmediato, Seeley te aconseja pasar directamente a la ducha y empaparse de agua caliente. A fin de cuentas, dice, "una ducha caliente ayuda a restaurar la temperatura corporal, hace que la sangre fluya y se caliente". Además, puedes aprovechar la ducha para encender la calefacción y que la casa vaya espantando al frío mientras estás bajo la alcachofa tan a gusto. Así cuando salgas todo será menos hostil. Y el día será más bonito.