Deja las dietas que te prohíben tu comida favorita porque no funcionan

La frustración es tu peor aliada si lo que quieres es vivir de forma saludable

Todavía te queda una comilona más, la del día de Reyes, roscón y lo que ha sobrado de los turrones, sobre todo si en tu casa hay niños y ninguno de los adultos queréis privarles de uno de los mejores días del año. Pero en tu conciencia ya empieza a rondar una idea: enero ya está aquí y tu estómago no da más de sí. Te acuerdas de todas las veces que has empezado una dieta y de todas las tentaciones contra las que has tenido que luchar sin conseguir nunca el resultado que esperabas. Pues te estabas equivocando, según un tendencia de nutricionistas que están totalmente en contra de que te reprimas en la mesa. Y no, tampoco se trata de entregarse a la gula en nombre del body positive.

La idea tras esta innovadora forma de ver la alimentación saludable se basa en que los seres humanos, por naturaleza, estamos hechos para engordar. O mejor, acumular energía para sobrevivir a tiempos de sequía o escasez. En otras palabras: no comer hasta saciarnos es antinatural. Como el cuerpo está programado para evitar morir en caso de hambruna, cuando le mandamos el mensaje de que hay poca comida, él nos pide más alimento. Por eso, con las dietas restrictivas, las hormonas de la saciedad se desajustan.

Por esto, esta corriente de dietistas enfoca su método en analizar tu actitud frente a la comida y controlar la saciedad más que en contar calorías. Se llama "técnica de atención consciente", según un artículo de la BBC que lo explica. Cuanto más prohibido tienes algo, más lo deseas, más frustrado te sientes y más piensas en ello. Por lo contrario, si aprendes a controlarte y a disfrutar alimentos más sanos, podrás pegarte auténticos festines de fruta y sentirte satisfecho a la vez que si un día te apetece una hamburguesa, te la puedas zampar y olvidarte de ella, sin culpa ni remordimientos.

Mantener los resultados durante más de dos meses

Es importante que entiendas dónde comes, tu estado emocional ante la alimentación o con quién te sientas a la mesa, por ejemplo, para entender mejor tu actitud frente a la comida. No es lo mismo ser capaz de repartir tu ingesta a lo largo del día que alimentarte a base de atracones que te dejan doblado. Si no eres capaz de tomarte tu tiempo para comer tres veces al día ni para cocinarte menús variados y sanos, será muy difícil que una dieta te funcione. Comer es cuidarte y requiere su esfuerzo.

La mayoría de la dietas se basan en que tengas un déficit de entre 500 y 1.000 calorías al día, una fórmula que te hará adelgazar, sí, pero solo durante las cuatro a ocho semanas que dura el proceso. Por eso, quienes hacen dietas suelen estar toda la vida dependiendo de estos sistemas para adelgazar. Años y años frustrados. 

El método de la "atención consciente" se basa en eso, ser muy metódico con todo lo que tiene que ver con la comida: comprar, cocinar, disfrutar, beber agua, no excederse con demasiada frecuencia, valorar los detalles, comer en compañía... al final, si consigues analizar qué te metes en el cuerpo, comer mal tampoco te apetecerá tanto ponerte hasta arriba si luego te va a costar demasiado esfuerzo digerir lo que te has tragado. Feliz 2020, lleno de mindfulness en tu cocina.