Cómo hacer deporte en verano sin morir en el intento

Mira el lado positivo: es una época para experimentar y salir de la rutina deportiva

Desde la ola de calor de junio no eres la misma persona. Antes, durante el invierno y la primavera, hacías deporte religiosamente como unx espartanx. Estabas full comprometidx con la salud de tu cuerpo y con la imagen estética que deseas tener. Pero ahora no puedes más. Simplemente no queda motivación en tu interior. Solo excusas. Porque efectivamente hace mucho calor y el ejercicio se vuelve algo más complicado. Especialmente si tu deporte favorito se practica al aire libre. Sin embargo, complicado no es sinónimo de imposible. Solo tienes que implementar las recomendaciones de lxs expertxs para entrenar de manera segura.

El horario: importante

La primera de ellas, según cuenta en The Guardian el profesor titular de fisiología del ejercicio de la Universidad Brunel de Londres Oliver Gibson, consiste en adelantar el momento del entrenamiento. Si antes hacías running por el parque a las once de la mañana, ahora madruga un poquito más y hazlo a las siete o a las ocho. En general, cualquier hora antes de las nueve de la mañana está bien". A partir de ahí, y aunque sientas que aún no hace demasiado calor, ya te la estás jugando. En palabras del propio Brunel, "estarás recibiendo mucha radiación solar sobre ti, lo que agrega más estrés por calor e incomodidad".

La segunda tiene que ver con la intensidad. La mentalidad blanco o negro no vale de nada. La idea de que entrenas como unx animal o no entrenas es absurda. En ese sentido, Clare Lobb, fisióloga principal y líder técnica en el Instituto Inglés del Deporte, te recomienda "simplemente aceptar que tus tiempos serán peores". Con semejante calor, en las horas más tempranas también, rendir al mismo nivel requiere mucho más esfuerzo. Es insostenible. En su lugar piensa en el verano como un momento de mantenimiento o de minimizar las pérdidas. Déjale energía a tu cuerpo para combatir las consecuencias del calor.

El lugar, también

La tercera, en caso de que tu práctica deportiva habitual resulte impracticable con los termómetros marcados unos asfixiantes 35 grados centígrados, es probar algo diferente. Por ejemplo, puedes caminar en lugar de correr. O ver qué tal son los deportes acuáticos como la natación o el surf. O coger la bicicleta, gracias a la cual puedes alcanzar una velocidad que genera flujos de aire muy refrescantes. La cuestión es mantenerse activx. También puedes experimentar con los entornos. En lugar de correr por la ciudad, hazlo con un espacio verde. Según Gibson, "será uno o dos grados más fresco que hacerlo en un área urbana".

Por último, hay otras tres cositas que pueden ayudarte a entrenar en verano: mantenerte hidratadx en todo momento, utilizar ropa adecuada que no dificulte la transpiración y la liberación de calor y refrescarte externamente siempre que se pueda. Sobre todo en la cabeza y en las manos. Como dice Lobb, "eres más sensible en esas áreas, por lo que puedes engañar a tu cuerpo haciéndole creer que estás más fresco de lo que estás poniendo un cubito de hielo sobre tus manos o alrededor de tu cabeza y tu cuello". Una cosa es perseverar en tu entrenamiento y otra arriesgarte a un golpe de calor sin necesidad ninguna.