6 dietas tan efectivas como la mediterránea

Diferentes ingredientes y recetas: unos mismos beneficios para tu salud

Lo habrás oído trillones de veces: la dieta mediterránea es una de las más saludables y recomendadas del mundo. Sus alimentos básicos como los cereales integrales, las legumbres, las verduras, las frutas, los frutos secos o las especias garantizan no solo una ingesta adecuada de todos los macronutrientes sino también una ingesta suficiente de micronutrientes como vitaminas y minerales. Es buena para tu corazón y para tu cerebro. Sin embargo, y pese a que se tiene merecida semejante reputación, no está ni mucho menos sola en el olimpo de las dietas: existen de hecho otras seis que pueden rivalizar perfectamente con ellas en términos de beneficios para la salud y deliciosidad.

Como la Dietary Approaches to Stop Hypertension o DASH, una dieta basada en granos enteros, legumbres, frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa que persigue ante todo reducir la cantidad de sodio, colesterol y grasas saturadas. Como explican desde Vitónica, “nació como una alternativa para prevenir la presión arterial elevada de nuestro cuerpo”. O como la dieta MIND, una especie de término medio entre la dieta mediterránea y la dieta DASH: abunda el AOVE, los pescados y las carnes blancas, las frutas, las bayas, las hojas verdes y los granos enteros, una constante en la mayoría de dietas saludables. Su misión principal es retrasar la neurodegeneración propia del envejecimiento.

Otras alternativas bien sanas

Si te mola la dieta mediterránea pero quieres algo nuevo, además de las dos opciones ya planteadas tienes una tercera: la dieta atlántica. Esta se caracteriza por compartir una distribución de grupos alimenticios similar, pero tirando de otro tipo de pescados, otro tipo de mariscos y otro tipo de verduras y frutas más típicos del área oceánica. Si quieres algo mucho más diferente tienes la dieta japonesa, otra de las dietas de más recorrido mediático. Una dieta “baja en azúcares y en grasas saturadas”, rica “en hidratos complejos y en proteínas de los pescados y de los mariscos sobre todo”. También influye mucha soja, mucha verdura verde y amarilla, mucha hortaliza y mucho té verde.

Y nos quedan dos alternativas más a la dieta mediterránea. Por un lado la llamada dieta antiinflamatoria, “una alimentación en la que el aceite de oliva virgen extra tiene gran presencia y también otros alimentos fuentes de compuestos fenólicos, especialmente de resveratrol, como son el chocolate con alto grado de pureza, la cúrcuma, el jengibre, la cebolla, las uvas negras y también frutos secos, semillas o pescados grasos que resultan fuentes de omega 3. Por otro lado la dieta individualizada. Como su propio nombre indica, se trata de “una dieta de calidad, ya que contempla nuestras necesidades y nuestra condición biológica, siendo creada habitualmente por expertos en nutrición”.