Las cosas se han complicado bastante para Uber en los últimos dos años. En abril de 2017 os hablábamos de que en 2021 la compañía estadounidense esperaba andar probando sus primeros taxis voladores. Estamos en dicho año y todo es bastante diferente a lo imaginado. Por un lado, porque, obviamente, el virus del Covid-19 ha puesto patas arriba la industria del transporte. Como taxis voladores en The Verge, la crisis planetaria está costando millones de euros de pérdida a la compañía. Y, por otro lado, porque las condiciones con las que trabajan los conductores de Uber están motivándolos a abandonar el negocio.
En concreto, nuevamente según el medio estadounidense The Verge, la cantidad de conductores de Uber ha descendido en un 40%. Son números alarmantes, pero desde la dirección de la compañía apuntan a los efectos de la pandemia del coronavirus como responsables de este descenso. "En 2020, muchos conductores dejaron de conducir porque no podían contar con realizar suficientes viajes para que valiera la pena su tiempo. Pero en 2021 hay más pasajeros que solicitan viajes que conductores disponibles,, lo que lo convierte en un gran momento para ser conductor", declaraba su vicepresidente de movilidad, Dennis Cinelli.
En otras palabras: en Uber tienen la esperanza de que los conductores volverán al panal en cuanto comience a fluir la miel con normalidad. De hecho, el pasado mes de abril anunciaron un estímulo de 250 millones de dólares para los conductores con el objetivo de acelerar su regreso fervoroso a la plataforma. En cualquier caso, el éxito de esta intentona no está garantizado. En primer lugar, porque la pandemia continúa aquí, por muy dramático que suene recordarlo. Y, en segundo lugar, porque el problema no parece ser únicamente la bajada de clientes, sino muy especialmente la política económica de la empresa.
Como seguramente habrás notado, los precios de los viajes con Uber han aumentado en este último año, con subidas bastante significativas en algunos casos. Eso es un problema para los usuarios. El problema para los conductores es que, tal y como señalan desde The Washington Post, esta subida de precios no está teniendo un impacto positivo en sus ingresos. En realidad, muchos no estarían recibiendo su parte y otros sufrirían una reducción del porcentaje que cobran de la tarifa total pagada por los clientes. Es lógico, si unimos los ingredientes y agitamos bien, que nos salga un batido con sabor a espantadas de conductores.
"Cuando comencé a conducir me garantizaron el 80% de la tarifa. Veo una ecuación muy diferente. Y los conductores ven el 20%, el 30% o el 40% de la tarifa a veces", contaba uno de los conductores Uber en aquel artículo para el diario estadounidense. Una realidad que siempre ha estado frente a nosotros, pero que, como ocurre tan habitualmente, requería un minuto de detenimiento y reflexión. Después de todo, tras todos los servicios ultra low cost hay historias así. El ahorro tiene que venir de algún lado. Y si es del salario de los conductores, es comprensible cuanto está ocurriendo. Merecen condiciones justas.