Viajar obsesionado con hacer fotos te impide aprovechar tu memoria ecoica

Los sonidos ambientales son claves para teletransportarte a momentos únicos del pasado

Da igual si estás en una excursión al pueblo de al lado o en unas vacaciones en la otra punta del mundo. Da igual si hace frío o calor. Da igual si vas solx o acompañadx. Con independencia del tipo de viaje que hagas es casi seguro que no paras de hacer fotografías con tu móvil o con una cámara. Y no eres solo tú: es algo cultural que los seres humanos llevamos décadas haciendo sin parar, pero que se ha intensificado desde que las redes sociales entraron en escena. Hoy es una obsesión. Como si inmortalizar los nuevos escenarios de tus viajes fuera el único modo de mantenerlos en tu memoria. En realidad, dicen desde El Confidencial, así estás anulando otras habilidades que podrían ayudarte a hacerlo.

Como la memoria ecoica. El término fue acuñado por el catedrático de neurobiología James Giordano, del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, y refiere a la capacidad de tu cerebro de recordar momentos pasados a través de la información acústica que fue almacenando en el transcurso real de aquellos momentos. Y sí, incluso si estabas totalmente focus en hacer fotos aquí y allá compulsivamente para hallar la instantánea perfecta para Instagram, tus oídos estaban registrando sonidos. Solo que no de la misma forma que si hubieses estado prestándoles atención plena. Te perdiste buena parte de la experiencia. Y con ella parte de la capacidad de recordarla bien.

Tus oídos están ahí para algo

”El sonido de una ciudad extranjera o de un bosque en una latitud muy diferentes de la nuestra nos brinda información suficiente como para hacer la experiencia mucho más inmersiva: el lenguaje hablado de unos lugareños que no entendemos, el sonido de unos pájaros que no son de la especie de nuestro espacio geográfico cotidiano o las sirenas de una ciudad en plena ebullición”, escriben desde el citado medio. “Todo ello hace que estemos dentro del paisaje, desarrollando una memoria auditiva que nos transportará directamente a esos lugares”. Por eso deberías aflojar con eso de las fotos y aprovechar la potencia del resto de tus sentidos. Tus oídos están ahí para algo. Son claves.

Pero la obsesión con lo visual está ahí. La compartes con miles de millones de personas. Como probaron varixs científicxs de la Universidad de Iowa unos años atrás durante una investigación, “los recursos sonoros de lxs alumnxs eran mucho peores que sus recuerdos visuales o táctiles, y cuánto más tiempo transcurría, más se perjudicaban”. El resultado del experimento fue claro. Quizá por cuestiones biológicas, quizá por comportamiento cultural, la retención de sonidos es menos efectiva. Sin embargo, y como ocurre con los olores, los sonidos que sí logras retener tienen más fuerza a la hora de trasladarte a instantes del pasado. Comienza a viajar con todo tu cuerpo. No solo con los ojos o la lente de una cámara.