Tripofobia el miedo irracional que tú también podrías estar sufriendo

Tripofobia: el miedo a las burbujas del café o los agujeros del queso

Existe un miedo muy peculiar que, según cómo te lo cuenten, te puede sonar a broma. Pero la tripofobia es una realidad y se trata del temor o repulsión ante figuras geométricas muy juntas, sobre todo agujeros pequeños. Prueba de ello es que una usuaria de Facebook contó a del temor o repulsión que le aterrorizaba el interior de las piñas o la superficie de las fresas: “Sencillamente las tiro”. Y la cosa va a más. Otras personas sienten miedo, asco o ansiedad al observar burbujas de café, agujeros de un queso gruyere, una esponja marina y más ejemplos de imágenes muy presentes en nuestro día a día y que, por tanto, pueden hacer la vida complicada a las personas con tripofobia.

El doctor Geoff Cole es una de ellas y, como cuenta al medio francés Brut., ha sabido de personas que no han podido ir a trabajar después de ver “una imagen especialmente fea”. “Hay gente a la que le afecta mucho”, recordó. En su caso, se percató de ello con 14 años, cuando un compañero de clase cogió una moneda, le hizo agujeros por toda su superficie y, sin saber por qué, empezó a sentirse incómodo. No entendía nada, pero supo que debía sentarse para poder llevar esa situación. ¿Pero, a qué se debe este fenómeno?

Hay varias teorías que tratan de explicarlo. Las primeras investigaciones fueron realizadas por Arnold Wilkins y Geoff Cole, de la Universidad de Essex, quienes en un estudio de 2012 indicaron que la tripofobia podía tratarse de “un acto reflejo inconsciente”, propio de personas que responden negativamente a las formas geométricas porque las asocian a manchas de animales venenosos, como las medusas, las arañas o las serpientes. Vaya, que un viaje al Sudeste Asiático o a Australia puede convertirse en una odisea llena miedos de la que se quiere escapar todo el rato.

La teoría vinculada a lo venenoso no es la única que se ha explorado. Otra investigación de 2017 de la Universidad de Kent, Reino Unido, fue más allá al revelar que podría deberse a una respuesta desorbitada ante enfermedades infecciosas con formas redondas en la piel, como la viruela, la rubeola o el tifus. Y Otra investigación de la Universidad de Emory Atlanta, avaló en 2018 la anterior teoría al apuntar que puede ser fruto del temor a contagiarse, a que se contraiga un virus y todo se ponga súper feo.

Pero bueno, sea por una razón u otra, lo que sí se sabe bien de la tripofobia es que puede, aparte de miedo, asco o ansiedad; causar incomodidad, sudores fríos, náuseas, mareos, picor en la piel, palpitaciones u hormigueo en las extremidades. Y aunque se trate de síntomas muy molestos, tampoco seamos alarmistas: hay tratamientos y uno de ellos va de enfrentarse a los temores. Según señaló a El País Francisco Pérez, psicólogo y director de SuperaPsicología: “El tratamiento de elección consiste en exponerse al estímulo temido hasta que los niveles de ansiedad desciendan por sí solos. Así experimentaremos en primera persona que el estímulo que tememos, en realidad, no es peligroso", que todo ha sido fruto de un miedo irracional y que, con tiempo y ayuda, lo que ahora parece difícil puede convertirse en algo más fácil.