Soy “people-pleaser”: ¿cómo puedo dejar de ser complaciente?

Aprender a poner límites y saber decir que no te traerá paz

Puede parecer que le estás haciendo un favor. Tu amigx te pide si lx puedes ayudar con un recado, y en realidad tú no tienes ganas de hacerlo, porque tienes otro compromiso o porque simplemente tu vida está demasiado ocupada en este momento para lidiar con eso. Pero no sabes decir que no, y menos afrontar el conflicto que supondría hacerlo.

Lo más cómodo para ti y lo que siempre has pensado que te protegía era decir que sí a muchas situaciones por las que en verdad no querías pasar. Pues bien, esta manera de actuar tiene un término en inglés: es ser “people-pleaser”, algo así como ser una persona complaciente.

Los “people-pleasers” se caracterizan por ceder, solo por cumplir con las expectativas ajenas, dejando de lado las necesidades e intereses propios. Por ejemplo, te pasa si alguien te propone un plan y en verdad tú querrías decir que no, pero terminas cediendo, o te esfuerzas para tener contentxs a tus seres queridos aceptando cualquier cosa que te pidan.

El problema es que esto es a costa de ti mismo. Tus necesidades, lo que tú quieres, pasa a segundo plano. Parece que aquí lo que importa es que los demás estén bien, pero es algo dañino en el largo plazo. Puede llenarte de resentimiento con los otros. Para dejar de sufrir con esta arma de doble filo, al principio tendrás que darte cuenta de esos momentos en los que querrías decir que no, y terminas diciendo sí.

Después, puedes empezar con pasos pequeños. Por ejemplo, decirle que no te gusta la ropa que te probaste a la dependienta que te está atendiendo. O que no quieres saber nada de esa oferta que te están vendiendo por teléfono.

La técnica del sándwich

Hay otra técnica que recomiendan los psicólogos para empezar a decir que no. Es algo así como “la técnica del sándwich”. Consiste en decir que no de una manera muy sutil y educada, pero manteniéndonos firmes con nuestras prioridades. Pongamos de ejemplo que alguien te invita a un plan al que no quieres ir. Primero, empiezas tu mensaje con una respuesta positiva. Algo así como “gracias por la invitación, me parece un plan muy guay”. Después, sigues con la parte negativa: informas de que no te va bien, o que en este momento no puedes asistir. Y por último, refuerzas el texto con otro mensaje positivo. Por ejemplo, diciendo que en un futuro te encantaría hacer algo así, o que agradeces la invitación.

Dejar de ser “people-pleaser” es difícil, pero no imposible. Los psicólogos identifican este patrón de conducta como una respuesta en muchos casos a unos padres muy exigentes en la infancia. No hay nada como darse cuenta de que has sufrido esto y empezar a poner límites. Es lo más liberador que te puede pasar, a pesar de que incluso puedas llegar a terminar con algunas amistades que se habían acostumbrado a que siempre les dijeras que sí a todo.