Sí, se puede morir de desamor

La medicina lo conoce como miocardiopatía de takotsubo o miocardiopatía inducida por estrés

Los filósofos de la antigüedad lo descubrieron. Los poetas del romanticismo lo confirmaron. Y las películas melodramáticas de Hollywood lo terminaron de convertir en una verdad ampliamente asimilada: el desamor puede romper el corazón en tantos trocitos como para que deje de funcionar definitivamente. De repente se para. Como si tuviera conciencia y no quisiera seguir latiendo ni un segundo más. ¿Una simple licencia artística? En realidad no. Según explica el psiquiatra clínico Thomas R. Verny, el síndrome del corazón roto, también conocido como miocardiopatía de takotsubo o miocardiopatía inducida por estrés, se describió por primera vez en Japón en 1990.

Así que no es nada nuevo. De hecho, probablemente hayas oído hablar de alguna de esas personas que, después de morir el amor de su vida, la persona con la que han compartido décadas de existencia, terminan murieron también como consecuencia de un problema del corazón. Es increíble pero cierto. En palabras del propio Verny, “la afección suele ser el resultado de un estrés emocional severo como la pérdida de un ser querido y los síntomas pueden incluir dolor intenso en el pecho, sudores fríos, aturdimiento, fatiga marcada o dificultad para respirar”. Todos ellos síntomas presentes en un ataque cardíaco. Y al igual que ocurre con este, a veces se supera y otras veces no.

La explicación científica resta hermosura poética al síndrome del corazón roto: algunxs expertxs creen que el aumento brusco de hormonas del estrés como la adrenalina y la cortisona impactan negativamente en el corazón haciendo que las células del músculo cardíaco o de los vasos sanguíneos coronarios se comporten de manera diferente a la habitual. En consecuencia, el ventrículo izquierdo de tu corazón no se contraería del modo en que debe hacerlo. Y todo porque tu pareja decidió que había llegado el momento de tomar rumbos separados. Es impresionante lo mucho que duele el amor cuando se va. Un fenómeno capaz de llevarte por delante si no eres joven.

Porque evidentemente el síndrome de miocardiopatía de takotsubo no afecta de la misma forma a veinteañerxs que a personas de la tercera o de la cuarta edad. La intensidad del sufrimiento mental puede ser la misma, sí, pero la capacidad del corazón de soportar el estrés no. Aunque no es el único factor relevante. Como apunta Verny, “las personas que tienen o han tenido ansiedad o depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar este síndrome”. Uno que parece ir en aumento. Nuevamente, no porque ahora se sufra más por desamor, una tragedia común a todas las culturas de la historia, sino porque quizás nuestros corazones estén menos sanos y preparados para la pérdida.