Se denomina sesgo de representatividad y explica cómo y por qué estamos tan mal acostumbradxs casi de forma natural a encasillar a las personas dentro de un determinado grupo. En la mayoría de los casos, cuando conoces a alguna persona, te viene algo a la mente, algo que te hace meter a esa persona dentro de un grupo. Lo mismo sucede con nosotrxs, cuando otras personas nos conocen. La realidad es que a ningunx nos gusta que nos etiqueten sin motivo alguno. Es el sesgo de representatividad el que tiene la culpa de meter a algunas personas dentro de un saco, ya sea por su manera de ser o simplemente por su forma de vestir.
“Este sesgo es necesario para manejar las toneladas de información que pasan por el cerebro pero, en ocasiones, puede convertirse en un problema a nivel social”, explican desdeexplican desde. El sesgo, en cualquiera de sus vertientes, se trata de un procesamiento de la información que se hace de forma rápida. Algo que hace que la mente de forma breve ordene las ideas, ¿cuál es la parte negativa de esta organización natural? Que, a veces, por la brevedad nos puede llevar a conclusiones o a respuestas erróneas o que, si se piensan con algo más de profundidad, pueden tener poca lógica.
El sesgo de representatividad, en su caso, es el que está dedicado a la categorización social. Como explican desde la misma web, “cuando conocemos a una persona tendemos a clasificarla en un grupo en función a lo que coincidan sus características principales o más salientes”. Lo que pasa es que nos basamos en una información nueva y nuestra mente no tiene en cuenta qué puede haber habido antes, este proceso mental tenemos que hacerlo a conciencia porque nuestro cerebro no pasa por ahí orgánicamente. Es como si dicha información, al no haberla conocido, no existiera. Por ejemplo, damos por hecho que una persona que es inteligente, trabajará en algo importante, sin saber cuál ha sido su recorrido profesional o personal.
Es muy importante no caer en las etiquetas, porque podemos conocer a una persona que se vista con ropa negra siempre, que tenga el pelo teñido y los brazos llenos de tatuajes y que, aunque pensemos que le flipa el rock y el punk, pueda escuchar perfectamente música clásica y reggaetón. Es necesario saber que es posible que eso ocurra y no pasa nada. Tenemos la tendencia de dar cosas por hecho y esto no solo nos puede llevar a errores sino también causar conflictos con personas. Lo ideal es pararse a pensar un momento y estar abiertxs a conocer de verdad o al menos un poco más a la persona en concreto y esperar para poder definirla.