Vivimos en una sociedad que venera el sentido del humor. Lo puedes ver en cientos y cientos de descripciones de perfiles en Tinder o en Bumble como requisito indispensable. Lo puedes ver en muchas charlas de coach que hablan de tomarse la vida con cierta comicidad. Y lo puedes ver en tu día a día: seguro que quieres estar cerca de personas risueñas el máximo tiempo posible. Porque nos han contado que es la mejor manera de lidiar con la existencia. Y por eso te frustras tanto cuando te topas con alguien verdaderamente serix. Hasta el punto de pretender cambiarlo. Pero, según el coach Marty Nemko, es un enorme error.
"Decirles que se animen o que sonrían más probablemente genere más antipatía que cambios. Incluso tratar de animarlos seguramente te distancie de esa persona y hará que se sienta inferior", asegura Nemko en un artículo para el medio especializado Psychology Today. Porque, aunque el intento es bienintencionado, debes tener en cuenta que "un comportamiento serio generalmente deriva de una combinación de genética, educación y estilo de vida", por lo que "cuando conoces a una persona seria, su comportamiento suele estar bastante asentado". No lo vas a transformar. Solo lo vas a incomodar. Déjalo ser como es.
Sobre todo porque siendo como es tiene muchísimo que aportarte. Ahí afuera hay millones de personas con un maravilloso sentido del humor que pueden enseñarte mucho, pero también muchas personas serias con las que puedes mejorar como persona. En palabras de este especialista, "el mundo es mejor gracias a la presencia de personas serias" puesto que son personas más propensas a "enfrentarse a nuevos desafíos, no solo en su vida personal, sino también en su vida profesional". Está claro que algunos problemas se afrontan mejor con risas, pero otros se afrontan más productivamente con compromiso y responsabilidad.
Además, estas personas tienen tendencia a tratar los asuntos con intensidad, lo que a menudo desemboca en conversaciones más profundas e interesantes acerca de las cosas. Lógicamente, tienes que estar abiertx para no cerrar esos caminos con alguna broma. En ocasiones hablar en serio está bien y es enriquecedor. Todo lo que necesitas, según Nemko, es tolerancia hacia las diferencias: "Al igual que al tratar con la mayoría de las características humanas no dañinas, generalmente es prudente practicar la aceptación". No tiene sentido quitarnos tantas fobias sociales de encima para acabar siendo seriofóbicxs.
De hecho, harías bien en ser seriofílicx. Y no solo porque sean personas comprometidas y capaces de hablar sobre determinados temas sin comedia de por medio, sino porque son los oyentes perfectos para cuando tienes necesidad de contar algo relevante y serio. Como dice el coach, "considera revelarle ese algo serio sobre ti o sobre el mundo y pídele consejo". Generalmente se implicarán en ello. Por supuesto, no todas las personas serias son iguales. Existen perfiles muy diferentes. Si te cuesta lidiar con alguno concreto, "trata de minimizar el tiempo con ellos". Pero no intentes convertirlos en algo que no son. El mundo los necesita.