Precrastinar: qué es y cómo combatirlo

Precrastinar puede ser tan peligroso como procrastinar y te explicamos por qué

Todo el mundo ha oído hablar de (y en mayor o menor medida también ha practicado) la procrastinación: ir dejándolo todo para más tarde hasta que el montón de tareas acumuladas es tan grande que podría enterrarte. Menos habitual, aunque casi igual de peligroso, es la precrastinación, que se basa en el ansia por hacer las tareas mucho antes de tiempo.

La coach Begoña Serra es una de las personas que, en su blog, ya utiliza la palabra precrastinación y avisa de que entraña un riesgo similar a la procrastinación, aunque la razón sea la opuesta. Así, si la procrastinación nos lleva a hacer mal las cosas (además de hacernos sentir culpables) por dejarlo todo para última hora, las personas que precrastinan “corren el riesgo de poner en peligro su eficiencia porque, el exceso de rapidez en la ejecución de sus tareas, puede llevarles a entregar trabajos incompletos o a que estos sean deficientes”.

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Los rasgos asociados a las personas que siempre se excusan en “me gusta tener todo al día”, “no soporto tener asuntos pendientes”, son de personas muy activas, nerviosas e impacientes. Tal y como comenta el digital La Mente es Maravillosa, pueden ser personas con baja autoestima e inseguras que intentan demostrar con velocidad lo que creen que no serán capaces de demostrar por rendimiento, y tienen dificultades para distinguir entre lo urgente y lo importante. El problema es que como la rapidez tiene mejor fama que la impuntualidad, puede ser más difícil detectar que existe un problema. Los jefes, además, suelen preferir tener los trabajos entregados antes de tiempo.

El refranero, por mucho que pueda ser contradictorio, todavía es sabio y complementa mensajes como “no por mucho madrugar, amanece más temprano” o “vísteme despacio, que tengo prisa” con otros como “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. No es fácil encontrar el punto medio exacto para que nuestros trabajos o proyectos cumplan con el plazo sin dejarlo todo para última hora ni precipitarnos, pero existen fórmulas para planificarse bien el trabajo y no entregar demasiado rápido ni entregar a última hora.

El primer y más importante paso es planificarse y calendarizarse las tareas, pero aún más importante que hacerlo es hacerlo de una manera realista. Establecer un ranking de prioridades entre las diferentes tareas y fijar cuánto durará cada una, para después respetar el tiempo asignado y no adelantarse, serían los pasos definitivos, de la mano de acostumbrarse a trabajar con calma y serenidad.