Podemos hacer una especie de “paso a paso” de lo que hacemos cada día. Quizás consista en levantarse, asearse, irse al trabajo, comer, volver a casa, hacer deporte… Este podría ser un resumen que, con sus más y sus menos, se podría adaptar a la vida de alguna persona. No hay nada malo en este cotidiano recorrido, lo que no está bien es cuando sientes que hay una desconexión entre lo que realizas y lo que querrías realizar. Esto ocurre porque seguramente estemos viviendo la vida de otra persona o, mejor dicho, complaciendo las expectativas de lxs demás haciendo lo que esperan de nosotrxs.
“La presión social es engañosa: todos nos convertimos en presas sin darnos cuenta. Antes de hacerlo terminamos envidiando cómo viven otras personas. Solo podemos ver cómo todo es mejor a nuestro alrededor y lo propio nunca es suficientemente bueno”, explican desde Psychology Today, aunque para poder recuperar la pasión por la vida que quieres lo primero que tienes que hacer es poder tomar decisiones por tu cuenta sin que influya lo que opinen o digan otras personas. Suena fácil de decir pero es más complicado a la hora de ponerlo en práctica. Estas son algunas de las cosas que ocurren cuando tienes la presión externa encima:
Ilusión de otrxs
Las expectativas que nos ponen encima son difíciles de superar, siempre queremos cumplir con la ilusión que tienen otras personas sobre nosotrxs pero no es nuestra responsabilidad. Aunque seamos personas sumamente independientes, siempre terminará importándonos en alguna medida lo que opinen aquellxs que nos aprecian. “Agradar a los demás es como perseguir un objetivo en movimiento porque sus expectativas cambiarán continuamente”, detallan desde la web. Lo peor de esto es que así no terminamos por complacer a nadie, ni a otrxs y mucho menos a nosotrxs mismxs.
Lo que esperan vs. Lo que soy
En la mayor parte de los casos existe una brecha entre lo que las personas esperan de nosotrxs y entre lo que somos o lo que hacemos en realidad. Esto puede hacer que se genere un vacío lo que debe cambiar es la relación que tienes tú hacia las expectativas. Parece que se tratara de una especie de contrato, si no lo rechazas o no explicas cuál es tu postura, las personas creerán que estás de acuerdo. Para ello debes intentar decir qué opinas y qué quieres y para poder hacerlo debes saberlo tú. Tómate un momento para pensarlo y aunque no puedas decidir, habrá algo que te tire más que otra cosa. Oye a tu intuición.
La teoría es más que sencilla, nos la pueden repetir una y otra vez y nos pueden aconsejar que salgamos de esta cárcel pero está en nuestra mano hacerlo. Lo primero que deberíamos intentar hacer es tratarnos con amabilidad, es decir, aceptarnos con nuestros defectos incluidos. No podemos cambiar lo que otros esperan de nosotrxs pero sí podemos elegir cómo nos tomamos esas expectativas y cómo las filtramos en nuestro interior. Si consigues estos dos pasos previos aprende a poner límites alzando la voz. Las personas necesitan que sepan hasta dónde pueden llegar porque muchas veces hay quienes hablan sin darse cuenta. Por último debes aceptar que la realidad es complicada y cada cosa lleva un tiempo específico. Además no eres la única persona que está batallando por conseguir sus sueños y sus deseos.