Cada cual tiene sus prioridades vitales. Para algunas personas es el éxito profesional. Para otras es el hedonismo puro y duro. Y para otras es la paz interior. Y luego estás tú: siempre has puesto en el centro de tu existencia los esfuerzos por ser una mejor persona. Por tener la certeza de que das todo de ti para hacer del mundo un lugar un poquito más amable para lxs demás. Por seguir una ética decente. Pero la pregunta es: ¿cuáles son las claves que hacen que una persona sea verdaderamente buena de corazón? Como cuentan desde Vitónica, y pese a que se trata de una cuestión subjetiva con tantas respuestas como personas en el mundo, hay una serie de características claves imprescindibles.
Y la primera de ellas es la alta empatía. Una cualidad que “hace que las personas actúen con buenas intenciones hacia los demás, sin entrar a juzgarlas” y que sustituyan los impulsos negativos por amor, generosidad y paciencia. Es evidente: sin la suficiente empatía, sin la capacidad y el hábito de ponerte en el lugar de quien tienes enfrente, es prácticamente imposible ser una buena persona. Como también lo es serlo sin la segunda característica clave, muy vinculada a esta primera: el cuidado de lxs demás. Da igual cómo quieras venderlo. Si vives bajo el clásico e individualista cada cual con sus problemas no tienes madera de buena gente. El sálvese quien pueda no resulta muy solidario.
Ni la envidia. Porque sí, es un sentimiento muy humano, pero cuando es lo primero que sientes al contemplar el éxito ajeno mal vas. Tal como dicen desde el citado medio, “una buena persona abraza los éxitos de los demás como propios incluso aunque a nosotros nos esté yendo mal”. El amor hacia el resto es más fuerte que el egoísmo. La punzada de envidia no es lo suficientemente intensa como para desconectar de la persona que tienes ante ti y olvidarte de compartir su felicidad. Y sí, es más sencillo decirlo que hacerlo, pero ser una buena persona no solo depende de una educación adecuada en la infancia: se puede mejorar durante toda la vida. Solo tienes que quererlo.
Por último, desde dicho medio destacan dos características imprescindibles más. Por un lado, está la humildad en el conocimiento. Si crees que la razón está siempre de tu lado, si te sumes en la terquedad irracional cada vez que hay un debate, no eres buena persona. No porque la bondad requiere escucha y comprensión. Un apagar la competitividad y abrazar la cooperación. Y, por otro lado, la honestidad sensible. Nada de soy buena persona porque digo las verdades a lo crudo. Como dijo una vez un joven rapero, “la verdad se vuelve crueldad cuando carece de empatía”. Todxs necesitamos oír ciertas cosas para espabilar en algún momento. Pero el cariño es innegociable.