Un año como el que hemos tenido puede hacernos descender por un pozo de oscuridad en donde no exista ninguna manera de ver nuestro entorno con gafas de optimismo. A veces no es fácil que, por nuestros propios ojos, encontremos la manera de ver algo positivo. Esto nos puede hacer entrar en un estado continuo de poca energía que, a la larga, puede generarnos algún problema de salud mental más grave. Es por ello que es necesario conocer el llamado efecto heliotrópico, ya que simboliza la querencia del ser humano hacia lo positivo, teniendo un efecto beneficioso para la salud y para otros ámbitos como los del trabajo.
Para comenzar debemos saber cuál es el origen etimológico de la palabra. Heliotropo proviene del griego helios, que significa sol y trepein, cuyo significado es girar. El concepto de efecto heliotrópico es “un concepto extraído de la botánica y se define como el movimiento que realiza un organismo vivo buscando la luz del sol”, según explican en La Mente es Maravillosa. Todos los seres vivos compartimos este concepto: las personas buscamos dicha energía en nuestro entorno, buscamos esa luz que, a veces, no logramos encontrar porque lo negativo roba nuestra atención porque es más fuerte. Aunque esto sea así somos nosotrxs mismxs los que nos impedimos observar lo positivo.
Desde la web comentan que hay una relación directa entre las emociones positivas y la longevidad. Mantener un enfoque vital en el que predominen esta forma optimista de ver y entender nuestro entorno nos ayuda especialmente en las etapas difíciles porque el efecto nos hace alejarnos y ver los problemas desde una perspectiva objetiva, sin que entren en juego nuestros juicios de que las cosas acabarán saliendo peor de lo que parecen. Es más, cuando sucede algo alegre o algo que nos genera optimismo, este recuerdo se queda grabado en nuestro interior y somos capaces de rememorarlos con mayor precisión.
Esto no ocurre solo en el ámbito del inconsciente, ya que el efecto heliotrópico genera un efecto de abundancia: nuestro cuerpo genera más anticuerpos, nuestra memoria es más ágil, nuestra atención se potencia, aprendemos más fácilmente, filtramos mejor, tenemos eficiencia energética, la curiosidad crece junto con la creatividad y la exploración, nuestro nivel de productividad es mayor y la calidad con la que realizamos las tareas es más óptima. Incluso podemos mejorarnos con mayor rapidez de alguna enfermedad.