La libertad tiene un precio: debes tomar decisiones constantemente. Algunas tan pequeñas como qué calcetines vas a ponerte para el trabajo o cuál de los selfies que te has hecho esta mañana frente al espejo del ascensor vas a compartir en tus grupos de Whatsapp. Otras más trascendentales como si continuar en una relación, dejar la carrera para siempre o irte a vivir a otro país. Y tienes todo el derecho del mundo a equivocarte. De hecho, es inevitable que ocurra de vez en cuando. Es parte de la experiencia. Es parte de tu crecimiento. Aunque sería genial acertar más a menudo. Y la ciencia dice que puedes conseguirlo si tomas tus decisiones en un momento concreto del día.
¡Buenos días!
¿Cuándo? Por la mañana. Según una investigación argentina publicada en la revista especializada Cognition, dicen desde Cognition, "las personas se toman más tiempo para evaluar sus opciones y tomar decisiones precisas por la mañana". Es entonces cuando tu corteza prefrontal, la región de tu cerebro involucrada en la planificación de los comportamientos complejos, la región de tu cerebro que controla los impulsos, se encuentra más fina. Ahí debes aprovechar para sentarte tranquilamente, reflexionar acerca de las diferentes alternativas que tienes en mente y escoger la más adecuada. En ningún otro momento del día tendrás esa claridad mental.
Hay cosas que no requieren ni un minuto
Sin embargo, en tu vida hay mucho más que grandes decisiones. También hay otras en las que no merece la pena emplear tanto tiempo ni tantos recursos cerebrales. ¿Por qué pasarte una semana dándole vueltas a qué maleta te llevarás a un viaje o qué película verás en el cine con tu pareja este finde? Es agotador. Y la diferencia de calidad en los resultados no compensa la comida de cabeza. En esos casos, apuntan desde este mismo medio, "si necesitas tomar una decisión en una fracción de segundo, los investigadores descubrieron que era mejor hacerlo por la tarde". La parte de tu cerebro ágil y veloz se encuentra en pleno rendimiento durante esas horas.
Come algo, anda
En cualquier caso, también tienes que tener en cuenta ciertas circunstancias que pueden matizar estas aseveraciones. Una muy importante es el hambre. "Un estudio de 2011 sobre jueces encontró que tomaban decisiones más favorables cuando tenían el estómago lleno". Y nada hace pensar que los jueces sean especiales. Tú, sí tú, también tienes más posibilidades de tomar la decisión equivocada si no has desayunado nada. En ese sentido, y si eliges la mañana para pensar en tus momentos existenciales y tomar decisiones importantes, asegúrate de no hacerlo con el estómago vacío. No te vayas a arrepentir luego de haber dicho adiós a tu curro o de haberte lanzado con esa persona.
Por la noche te desmelenas, es así
Otra circunstancia es el cronotipo. Algunas personas madrugan de manera natural, mientras que otras prefieren ser como búhos que permanecen despiertos hasta altas horas de la madrugada. Si eres de estas últimas, y duermes poco y mal, no tomes decisiones en la mañana. Para ti en concreto no resultará productivo porque tu cerebro andará dormido. Sea como sea, lo que está claro es que debes evitar tomar decisiones en la noche. Según Inverse, "la investigación muestra que es más probable que participes en compras impulsivas por la noche". En general, eres más irracional cuando cae el sol y la luz natural deja de influirte. Incluso aunque te sientas on fire.