Los efectos negativos en tu salud mental de querer ayudar a todo el mundo

Agotamiento. Resentimiento. Autocrítica. Explotación. Olvidarte de ti mismx no te traerá nada bueno

¿Eres una de esas personas que ayudan compulsivamente a lxs demás? ¿Que ponen las necesidades del resto por encima de las suyas propias prácticamente todos los días? Según lxs psicólogxs Jess Baker y Rod Vincent, autorxs del ensayo El síndrome del súperayudante: una guía de supervivencia para personas compasivas, “algunas personas son mejores ayudando a lxs demás que cuidando de sí mismxs” y viven con una predisposición natural a solucionar problemas, a mediar entre personas en conflicto y a reparar daños allá donde van. En palabras de lxs expertxs, “no pueden resistir ninguna oportunidad de ayudar”. Y eso tiene consecuencias en su propia salud mental a largo plazo.

En primer lugar, escriben lxs propixs autorxs en el medio Happiful, “muchos ayudantes se quedan sin energía” y se sienten cansadas todos los días todo el tiempo. Duermen peor. Sufren tensiones musculares y dolores de cabeza. Y a menudo se descubren muy agobiados o irritables. Es el efecto directo de centrarse todo el rato en el resto y no invertir tiempo en mimarse a ellxs mismxs. No puedes dejarte de lado. Algo dentro de ti se removerá y te hará saber que estás obrando mal. De hecho, y esta es la segunda consecuencia negativa de este comportamiento, puede que en ocasiones sientas un profundo resentimiento. No puedes evitar querer ayudar, pero en el fondo deseas alguna recompensa.

En tercer lugar, está la probabilidad de que te exploten. Según Baker y Vincent, “si nunca expresas ninguna necesidad es fácil -y conveniente- que otras personas actúen como si no las tuvieras”. No todas, claro. Hay personas buenas en el mundo. Pero también las hay malas y egoístas y esas se aprovecharán de tu necesidad de salvar a lxs demás. Debes permanecer atentx para descubrir las verdaderas intenciones. Por último, ser una persona súperayudante puede conducirte fácilmente a la autocrítica nociva: tanto por sentir que no ayudas lo suficiente como por sentir que estás descuidándote a ti. Dependerá del día. Irás alternando de un extremo a otro. Pero nunca estarás en paz del todo.

Como ves, andar por el mundo con la capa de superheroína o de superhéroe, olvidándote de tu bienestar, solo te traerá problemas. Tienes que encontrar el término medio. Sin embargo, para ello lo primero es reconocer que estás en ese punto. Baker y Vicent tienen, en ese sentido, una lista de señales que pueden serte de utilidad: “ayudas en todos los aspectos de la vida, eres a quien todos recurren, te cuesta decir que no, las personas se abren a ti con facilidad, tus relaciones carecen de equilibrio, te dejas llevar por el drama de otras personas, te cuesta decir al resto cómo te sientes y niegas tus necesidades propias con excusas como ‘estoy bien’”. ¿Te identificas? Es hora de quererte mucho más.