Así son las personas empáticas ansiosas: una conducta basada en no poner límites

La empatía puede girarse en tu contra cuando no distingues entre tus sentimientos y los de los demás

Empatía es una palabra cada vez más de moda y sus connotaciones son completamente positivas. Un mundo más empático es un mundo de ponernos más en la piel de lxs demás y, por tanto, un mundo más generoso y amable. Pero, ser empático es a veces una cualidad que nace sola, no del trabajo o el esfuerzo, y si lo hace a borbotones puede generar problemas en la persona en cuestión. Hablamos de lxs empáticxs ansiosos, a quienes la preocupación por lxs demás les puede derivar en ataques de ansiedad.

Un artículo reciente del digital La Mente es Maravillosa los ha definido así basándose en parte en una investigación de la Universidad de Haifa del año 2011 que conecta a las personas con mayor ansiedad social a una mayor empatía. ¿Por qué sucede esto? Seguramente porque las personas con mayor ansiedad social están así porque les preocupa cómo les perciben, pero también cómo se sienten, las personas con las que comparten espacio.

Hay un ejemplo que nos sirve para entender el lazo entre empatía y ansiedad. Se trata de esas personas que cuando ven una película en la que alguien sufre se ponen muy nerviosas, e incluso sienten ansiedad, porque se ponen tanto en la piel de la película que están viendo que sienten en parte en su piel lo que está ocurriendo.

El empático ansioso puede ser una persona con una elevada sensibilidad, que lamentablemente puede ir vinculada a un elevado nivel de preocupación y de pensamientos obsesivos. Una conexión emocional tan intensa que nos dificulta la distinción entre el estado propio y el ajeno.

Las consecuencias de empatizar demasiado

Estas personas pueden tener pinceladas de las personas altamente sensibles (PAS) y dificultad para manejar las emociones que no le pertenecen. Y esto puede derivar en una segunda condición que es un mayor agotamiento y estrés, según el digital La Mente es Maravillosa, fruto de darle tantas vueltas a las cosas.

La preocupación por cómo les percibe la gente, hasta llegar a un punto obsesivo, es otra característica del empático ansioso, que suele intentar complacer a los demás, no reconocer sus logros e infravalorarse, tener miedo a los cambios y se agotan al estar en sociedad, aunque nadie adivinaría su incomodidad. Son personas con miedo a equivocarse o dar mala imagen y que, detrás de la tranquilidad que aparentan, sienten una duda constante de sí mismos.

La necesidad de ser útil y ayudar, además, no tiene límites para ellxs y les cuesta aceptar que a veces no es posible.

Entre los consejos aportados por La Mente es Maravillosa para lidiar con este tipo de ansiedad social, están el de poner límites para evitar sobrecargas y asumir que no se puede llegar a todo el mundo en primer lugar. En segundo, trabajar la empatía, que es la cualidad de protegerte de las emociones de otras personas. Sumar el autocuidado a tus preocupaciones es un imperativo para estar bien. Y, por último, como en todo estado de ansiedad, centrarte en tu entorno, en el aquí y en el ahora es una forma de cortar con los bucles de preocupación.