Año tras año crece inevitablemente. Los pantalones rebosan de las baldas. Las camisetas casi no caben en los cajones. Y lo de los zapatos ya es para echarse a reír. Tienes muchísimas prendas. Pero muchísimas. Y cada vez que toca hacer mudanza te da un mareo solo de pensar en todas las cajas que tienes que comprar, preparar y trasladar para seguir conservando una ropa que en su mayoría no te pones. Pero no es que no te la pongas a menudo: es que no te la pones nunca y ni recuerdas la última vez que lo hiciste. Y sí, si alguna vez te ha pasado por la cabeza la posibilidad de que eso diga algo de tu estado emocional estabas en lo cierto. Hay una conexión entre tu ropa y tu momento psicológico.
Así lo explican desde el medio italiano FAS, donde afirman que “la psicología sugiere que guardar ropa sin usar puede ser una manifestación de apego al pasado, miedo al cambio o inseguridad sobre el futuro”. Tú no lo sientes así. Simplemente lo racionalizas con frases mentales tipo quizá en algún momento lo vuelva a necesitar, pero lo cierto es que se trata de una motivación más profunda e inconsciente. Esto, dicen desde dicho medio, se vuelve muy evidente en ocasiones, como cuando almacenas ropa de una talla que ya no usas por el “deseo de volver a una época en la que nos sentíamos diferentes o mejores”. Verla ahí te reconecta con una versión de ti que aceptabas más.
Y esto obviamente es un lastre
Porque bajo esa óptica, tu armario de los mil y un looks se convierte en una especie de cápsula del tiempo que te impide armonizarte al 100% con el presente. En su lugar, te mantiene aferradx a una imagen idealizada de ti mismx ligada a tu pasado. Y no solo eso. Además, tener ropa de tu época universitaria que ya no usas ni de coña pero que te hace volver ahí una y otra vez, no como algo lindo, sino como una nostalgia dañina, es un obstáculo para “aceptar que algunas fases de nuestra vida han terminado”. Y ya, ya sabemos que es duro. Más duro de lo que suele imaginarse desde fuera. Pero tu vida está aquí y ahora. Hay que salir de la melancolía.
Ah, y según la psicología, un armario de estas características también puede ser consecuencia de una procrastinación extrema. Quizás tengas problemas para afrontar escenarios en los que has de tomar decisiones difíciles y prefieras “ignorar el problema y afrontarlo en algún momento indeterminado del futuro”. Uno que nunca llega. Uno que arrastras de casa de alquiler en casa de alquiler. Por último, un armario lleno de ropa que no usas también puede ser síntoma de un consumismo voraz, lo que a su vez habla de un vacío existencial que se llena con cosas materiales que realmente no tienen impacto positivo en tu felicidad. Toca hacer ejercicio de autosinceridad.