Llegan los exámenes finales y con ellos las maratonianas jornadas de estudio. Horas y más horas sentadx en la biblioteca delante de los apuntes intentando memorizar clases a las que ni siquiera has asistido. Días y noches interminables que serían una tortura si no fuera porque tienes a tus amigxs al lado para salir a tomar un poco de aire y café. Los descansos, oasis estudiantil y materia de disputa, ya que cada unx los hace así como le parece. ¿Pero cuál es la forma más efectiva para hacerlos?
Está el clásico de hacer una pausa de unos cinco minutos por cada veinticinco minutos de estudio. Ni que sea levantarte para estirar las piernas o aprovechar para entrar Instagram a mirar si tu crush ha subido algún storie nuevo. Esta técnica de estudio se la conoce como la del Pomodoro, ideada por Francesco Cirillo. ¿Por qué ‘Pomodoro’? Pues por la referencia al típico temporizador de cocina con forma de tomate puede que en tu casa sea un huevo, en el cual cuando el cronómetro llegaba los 25 minutos se podía hacer la pausa.
Ahora bien, la actualización de esta técnica que muestra ser más eficaz es la del 52/17: estudiar 52 minutos y descansar 17. ¿En qué se basa este cambio? Bueno, es trata de un dato obtenido por una empresa a través de una aplicación que monitoreaba los hábitos y la productividad de sus empleados.
Las conclusiones fueron que las personas más productivas son las que toman descansos, y el 10% más productivo de sus empleados eran aquellos que trabajaban 52 minutos seguidos y paraba unos 17 minutos antes de volver a retomar sus tareas. De esta manera nuestra capacidad de concentración se refresca y no acabas al final del día saturadísimx.
Cualquiera que se haya tirado una tarde o noche entera en la biblioteca, sin apenas despegar la vista de los apuntes y los libros, sabe perfectamente que no se estudia igual en el minuto cinco que a las tres horas. Aunque tengas la sensación que si estás todo el rato leyendo y sin levantarte de la silla estás estudiando más, es una impresión equivocada.
Ahora bien, también está el lado opuesto, que es ir a la biblioteca y estar casi toda la tarde yendo a la máquina del café o al lavabo para hablar con tu compi. Ciertamente, tu capacidad de atención estará como nueva, pero será de no usarla. Tener un baremo del tiempo de pausa también nos puede ayudar a que no se nos vaya de las manos, y la técnica del 52/17 permite un descanso suficientemente largo para que después estés despejado, a diferencia de la del Pomodoro y sus cinco minutos.