La cara B del exceso de autocuidado

Mimarte está bien, pero levantar la mirada de tu ombligo para conectar de verdad con el mundo también

El autocuidado se ha convertido en una de las máximas de la población joven. Y tiene una base científica obvia: como dicen en este artículo de El Confidencial, “si te alimentas bien, duermes mejor y no desarrollas malos hábitos, tienes más posibilidades de sentirte bien a nivel físico y mental”. Y lo mismo cuando meditas, disfrutas de tiempo a solas para poner tus emociones en orden y te proteges de los abusos de la gente con la que te relacionas. Todo ese es autocuidado y todo eso te acerca a la felicidad. No obstante, y según advierten cada vez más expertxs, el exceso de autocuidado puede ser contraproducente y sumirte en una espiral de autoexigencia y soledad.

Tengo que hacer las cosas así para estar bien. Debo esforzarme cada segundo de mi vida para evitar aquello que podría afectar negativamente a mi ser. Tengo que analizar bien mis pensamientos para detectar posibles patologías. Esa es la dinámica en la que vives. Y no eres tú únicamente. En palabras del doctor en psicología Edgar Cabanas, “las personas que acuden a terapia cada vez saben más conceptos psicológicos, vienen autodiagnosticadas, convertidas en terapeutas de sí mismas, lo que dificulta el abordaje de sus problemas porque el profesional tiene que desmontar antes todo el andamiaje que el individuo ha construido sobre sí mismo en su cabeza”.

Pero no es solo eso. También está la sencilla verdad de que buscar algo en exceso supone ya de por sí un distanciamiento de la relajación que se necesita para alcanzar la paz mental. Y el hecho de que la psicología positiva, la corriente que ha traído consigo toda la autoayuda de las librerías y toda esta obsesión por el selfcare, proviene principalmente de Estados Unidos y por tanto orbita alrededor de unos valores y unas bases culturales muy concretas. Piénsalo: la psicología positiva sitúa toda la responsabilidad de tu felicidad en ti. Las condiciones sociales dan igual. ¿No te suena eso normal en un país sin sanidad pública y de individualismo extremo?

”El autocuidado es no acabar obsesionado contigo mismo. Por supuesto que lo individual juega un papel importante, pero la salud tiene una dimensión social que no podemos olvidar”, apunta Cabanas, coautor del célebre Happycracia. ¿O acaso no importan las condiciones laborales de tu trabajo? ¿O los niveles de violencia en las calles? ¿O el grado de cooperación entre tus vecinxs? Apartar la mirada de tu ombligo, de tu dieta, de tu cantidad de ejercicio físico, de la salubridad del ocio que consumes, es ponerla en lxs demás, y eso, lo saben bien la ciencia, es clave para la satisfacción. “Pensar únicamente en estar mejor te aísla del resto”. Autocuidado sí, pero con moderación.