La búsqueda de la felicidad parece ser el principal objetivo de nuestra vida. La realidad es que no hay una meta que nos asegure la felicidad eterna. Esto no es posible, se trata más bien de un cúmulo de vivencias y etapas que van moviéndose entre diferentes estados emocionales. Los psicólogos llevan muchísimo tiempo investigando alrededor de las fórmulas que existen para ser feliz y averiguando de qué manera podríamos vivir mejor. Después de mucho tiempo se han ido sacando algunas conclusiones que nos sirven, como qué hacer si sentimos ansiedad, qué debemos hacer para estar más tranquilxs, cómo reducir ciertos hábitos para dar con el bienestar y qué podemos hacer para estar más alegres. En todo ese cúmulo de fórmulas también está la compañía de otras personas, ya que la soledad casi siempre se asocia a un sentimiento de tristeza.
Aunque es esencial aprender a pasar tiempo en solitario y a disfrutar de nuestra propia compañía para conocernos y querernos tal cual somos, poder pasar tiempo con seres queridos y compartir experiencias es gratamente satisfactorio. Una investigación publicada en el British Journal of Psychology ha demostrado que las personas más inteligentes suelen tener una vida menos feliz justamente porque pasan más tiempo en soledad. Se realizó una encuesta a más de 15.000 personas entre 18 y 28 años para conocer la relación que existía entre la inteligencia, la vida y la salud. El estudio concluyó que quienes mostraban mayor inteligencia o formación no se sentían del todo felices si pasaban mucho tiempo con amigxs.
Esto, de alguna manera, ya se sabía, es la lógica evolutiva de la soledad. Es más, recibe un nombre: la teoría de la felicidad de la sabana. Esta es la idea de que “la satisfacción con la vida no solo está determinada por lo que está sucediendo en el presente sino que también está influenciada por las formas en que nuestros antepasados reaccionaban en el pasado. Un ejemplo es que si en el pasado los humanos eran felices viviendo en entornos rurales esto nos sigue haciendo felices en la actualidad, como si arrastráramos esas fórmulas para dar con el bienestar. Obviamente esto no es una regla general pero la mayoría de personas encuentran tranquilidad en entornos naturales.
Dentro de la investigación se explica este término para detallar que las personas altamente inteligentes no se ven afectadas por esta teoría. Es más probable que quienes son más inteligentes tengan preferencias y valores bastante diferentes a los que tenían nuestros antepasados. Además, no es sencillo encontrar estímulos que sean satisfactorios en todas las personas que nos rodean. Las personas más inteligentes necesitan desafíos más altos y reflexiones más profundas y muchas de esas curiosidades no encuentran conexión con personas cercanas, los cual los puede llevar a aislarse. Aún así, en la actualidad, se ha podido encontrar un equilibrio y, en algún punto de la vida, es necesario estar rodeado de personas.