¿Cuántas veces te has tragado Friends enterita? En serio. Cuéntalas. Probablemente ni puedas hacerlo. Y si no es Friends, es Cómo conocí a vuestra madre, The Office, Girls, Los Soprano o incluso Juego de Tronos. Sabes lo que ocurre en cada uno de sus episodios, recuerdas cada momento culmen e incluso tienes muchos de los diálogos grabados en tu memoria. Y, aún así, prefieres repetir contenido que embarcarte en nuevas aventura seriéfilas que tus colegas te han recomendado cientos de veces. ¿Cómo es posible? ¿Qué circuito hay atascado en tu cabeza? Ninguno. Es algo que le está pasando a todo el mundo.
Por qué pasa esto
Y por múltiples motivos distintos. Uno de ellos, según teorizan desde Magnet, es la propia pandemia. Quizá pienses que en momentos así, tan sumamente aburridos como los que vivimos en el confinamiento, la gente suele consumir contenidos frescos que le insufle vida. Pero nada de eso. Porque aquellos meses estuvieron cargados de ansiedad e incertidumbre. En un contexto tan inestable, dicen desde este medio, "anhelamos la facilidad de procesamiento, una sensación de control y la calidez de la familiaridad". Justo lo que te proporciona un maratón semanal de capítulos de tu serie favorita. Sentirte en casa.
Pero la pandemia trajo consigo algo más que ansiedad: vino acompañada por uno de sus grandes amigos, el estrés. Tenías que tomar muchas decisiones y lidiar con muchas informaciones relacionadas con el virus, con tus libertades, con tus seres queridos en la lejanía y con un teletrabajo con el que apenas estabas empezando a llevarte bien. Tu memoria de trabajo estaba saturada. Y continúa un poquito así. "Bajo una gran carga cognitiva, podemos recurrir a programas que ya hemos visto y amado en lugar de nuevos para que no tengamos que acumular nada más en nuestros cerebros". Entretenimiento liviano.
Por qué es bueno
Ambas razones son relativamente sencillas de entender. Pero hay otra que no habrías intuido ni en un millón de años y por la cual la repetitividad seriéfila estaba teniendo lugar mucho antes de que el coronavirus hiciera acto de presencia en tu vida: "revisionar series antiguas y amadas es bueno para el alma". Así concluyó una investigación llevada a cabo en 2013 por científicos de la Universidad de Houston. Al parecer, mantienes una relación con estas series muy similar a la que mantienes con tus amigxs. Hasta tal punto que con pensar en ellas te sientes mejor incluso después de una crisis. Son un apoyo emocional.
Por último, tienes que tener en cuenta la calidad. Y no necesariamente objetiva. No vamos a soltarte la cantinela de que, en cuanto a series, cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero está claro que subjetivamente conectaste con determinadas series de una manera especial. No importa por qué. Forman parte de ti. Las quieres. Pero de verdad. Y, como contaba en el medio ScaryMommy el crítico televisivo Daniel D'Addario, "ya no tienes que esperar a las reposiciones de TV: todo te espera online". Quizá siempre nos flipó rever series, pero no podías porque no había plataformas de streaming. Así que disfruta sin remordimientos.