¿Es mejor escuchar a tu cabeza o a tu corazón?

Casi siempre se presentan ante nuestros ojos varias opciones diferentes a la hora de tomar una decisión, pueden estar regidas por nuestros pensamientos o por nuestros sentimientos ¿cuál deberías escoger?

En varias ocasiones a lo largo de nuestra vida tenemos que tomar decisiones. Muchas veces lo tenemos claro, quizás porque supone una mejora en la calidad de vida, porque necesitamos un cambio o simplemente porque la decisión es fácil. Pero, ¿qué pasa cuando no sabemos qué decidir porque hay dos vías que nos resultan atractivas? Por un lado puede estar lo que nos dice la mente, la razón, por otro lo que sentimos, lo que nos dice nuestro corazón. Algunas veces pueden haber opciones más arriesgadas que otras. El riesgo podría atraernos, aquí nos guía el corazón, ese impulso que parece no tener origen y que, si lo pensamos fríamente, nos haría no elegir dicho camino. 

Para entenderlo mejor siempre va bien con un ejemplo. Imagina que te sientes atraídx por alguien que sabes que no es adecuadx para ti, pero te atrae de todas maneras. Tomar la decisión de ir detrás de esa persona puede tener como resultado una inestabilidad en tu bienestar general. O quizás todo lo contrario. Quizás es la persona perfecta para ti. Aquí está tu corazón llamando tu atención, animándote a ir a por ello. Sin embargo, tu cabeza tiene algunas dudas más y todavía no te da permiso para sumergirte en este vínculo nuevo. Es más, habrás escuchado más de una vez la frase de “escucha a tu corazón, él sabe lo que es bueno”. Lo que hay detrás de esto —para que lo entendamos bien— es la intuición. No hay corazón que guíe, hay intuición y a veces puede acertar y a veces no. 

No es sencillo saber qué es lo mejor para cada unx, es por ello que lo que sirve en estas ocasiones es hacer un recorrido por el pasado y ver qué nos sirvió en otras ocasiones. Piensa en las veces que seguiste a tu corazón, ¿qué tal salió? Quizás dejaste de pensar, permitiste que tus emociones te guiaran y todo fue bien. Aunque seguramente haya las mismas ocasiones en las que no fue bien del todo. Resulta que no somos exactamente muy objetivxs a la hora de hacer un balance con nuestras experiencias anteriores y según explican en Psychology Today, estamos casi programadxs para seguir lo que dice nuestro corazón.

Lo más probable es que no recuerdes qué decisiones tomaste guiadx por la lógica, porque pueden no haber sido memorables. El motivo es que las experiencias donde hay menos emoción, tienden a desvanecerse con más frecuencia. Además, la razón casi siempre nos lleva a tomar decisiones en las que hay NO por respuesta. El estudio realizado por la misma web demostró que bajo presión de tiempo somos más propensxs a tomar decisiones arriesgadas guiadas por nuestro corazón y que con tiempo ilimitado para pensar, justamente nos guiará más lo que diga nuestra mente.

Es posible que escuchar a tu corazón haga que tengas más opciones de mostrarte vulnerable. Lo ideal es siempre tener algo de tiempo para pensar, para valorar cuáles son los riesgos. Eso sí, si hay algo que ves y que sientes claro, donde no hay ninguna duda, ve directamente a por ello.