Cómo escapar de tu perfeccionismo tóxico antes de que te haga infeliz

Acumulas emociones de culpa, agotamiento e incluso odio porque no alcanzas esa perfección utópica y eso te está destruyendo poco a poco

Absolutamente nada de lo que consigues resulta ser suficiente. Esperas de ti resultados extraordinarios que no esperarías de los demás. Estás permanentemente buscando cómo mejorar porque sientes que esto hará que te sientas una persona completa y digna. Tienes tu autoestima depositada en tus logros. Sientes que hay siempre algo que demostrarle al resto. Acumulas emociones de culpa, agotamiento e incluso odio porque no alcanzas esa perfección utópica. Y, por encima de todos, tienes miedo a equivocarte, lo que frustra de forma profunda tus decisiones vitales. Eres una persona perfeccionista. Y estás sufriendo por ello.

Porque el perfeccionismo puede convertirse en una verdadera tortura interna. Como explica en un artículo para el medio especializado Psychology Today la psicoterapeuta estadounidense Ilene S. Cohen, "permitir que el perfeccionismo dirija el espectáculo es como estar en la rueda de hámster: simplemente sigue y sigue, incluso después de haber alcanzado tu objetivo original". Una tortura que, sin embargo, comparten muchísimas personas en nuestra sociedad. Después de todo, "nuestra cultura nos presiona muchísimo para ser perfectos". La publicidad, las redes sociales y otras áreas de influencia nos impulsan a ello.

Pero podemos trabajar para ir desprendiéndonos poquito a poco de esta presión interna por ser impolutos en todo lo que hacemos. Para que de esa manera podamos lanzarnos hacia actividades y proyectos sin tener miedo a la mediocridad o al fracaso. ¿Pero cómo hacerlo exactamente? La propia Cohen aconseja cinco pautas para conseguirlo. Y la primera de ellas consiste en cambiar nuestra mentalidad. En palabras de la experta, "el primer paso para sentir que eres suficiente es cambiar tu forma de pensar y las antiguas creencias sobre ti mismx derivadas de experiencias pasadas". Comenzar a valorar lo que sí has logrado.

La segunda de esas pautas pasa por generar autosuficiencia. Porque "cuanto más hagas por ti mismo, mejor te sentirás y, cuanto mejor te sientas, más seguro estarás y menos obligadx a ser perfecto todo el tiempo". La tercera consiste en tomar tus propias decisiones. Aunque tu perfeccionismo cree en ti miedo a errar con las decisiones que tomas, "sabes más que los demás sobre lo que es adecuado para ti". Está bien solicitar el consejo de las personas que te importan pero ser consciente de que la respuesta está en tu interior refuerza tu autoestima y elimina progresivamente el temor a lo imperfecto. Estás al mando.

Además, Cohen también hace mucho hincapié en la necesidad de sentirnos suficientes. Y, sobre todo, de ser perserverantes a la hora de decírnoslo. El discurso interno es esencial. Al fin y al cabo, "convencerte a ti mismo de lo fracasado que eres nunca mejorará ninguna situación y repetirte que nunca alcanzarás tu potencial ciertamente no te llevará a alcanzarlo. Por último, dice la especialista, debemos hacer las paces de verdad con el ahora en lugar de esperar a sentirnos satisfecho con el después. Aprecia lo que eres y tienes en este mismo instante. Y afronta todo lo que viene como un desafío lúdico.