¿Por qué nos hacen tanto daño las conversaciones superficiales?

Remueven sentimientos profundos que no puedes expresar para aliviarte

Las conversaciones triviales forman parte de tu día a día. De hecho, si te paras a pensarlo detenidamente, si prestas atención a cada una de las frases de las conversaciones que tuviste hoy, antes de leer este artículo, es muy probable que descubras que son abrumadoramente mayoritarias. Con tu compañerx de piso durante la mañana. Con tu vecinx nada más salir de casa. Con algunxs de lxs pasajerxs del metro. Y por supuesto con el compañero de trabajo de turno. En principio parecen inofensivas, pero la ciencia psicológica está descubriendo que estas conversaciones tan superficiales y medidas tienen consecuencias negativas.

El motivo, según explica en una publicación para Psychology Today la psicóloga californiana Alina Liu, está en la transformación de las tribus humanas a las supertribus humanas. Durante decenas de miles de años, la gente vivía rodeada de decenas de otrxs sapiens en los que podía confiar. Si algunx de ellos te preguntaba por tu estado anímico, sentías que podías abrirte completamente sin ningún miedo. Tenías la certeza de que estaba preguntándotelo con verdadero interés. Hoy, en sociedades mastodónticas en las que compartes espacio con miles de desconocidos, no tienes esa certeza. La mayoría de las veces es pura educación.

Preguntas que remueven

En consecuencia, cuenta Liu, "las palabras '¿cómo estás' desentrañan un vórtice de experiencias y sentimientos: en un segundo, nos volvemos hacia adentro para reflexionar cómo nos sentimos y formular una respuesta socialmente aceptable basada en nuestra relación con quien pregunta". Porque no vas a responderle al cajero del supermercado o a la conductora del autobús que estás tremendamente triste o que llevas algunos días que no te quitas la ansiedad de encima de ninguna de las maneras. En su lugar, sueltas un automático y totalmente fake "muy bien, gracias". Pero la pregunta ya ha removido cosas en tu interior.

Y no solo la pregunta. Tu propia respuesta falsa, la obligación social de dar una contestación que no produzca incomodidad en la otra persona, también te remueve por dentro. Especialmente cuando estás triste y todo lo que deseas en este mundo es que alguien te pregunte de verdad cómo te encuentras para poder soltarlo y desahogarte de una vez. Como dice esta especialista, "como individuos que existen en una gran tribu, tenemos la tarea constante de encontrar el equilibrio entre la individualidad y la conformidad". De intentar ser honestx contigo mismx y, al mismo tiempo, no levantar revuelo en la supertribu. Todo un desafío.

¿Somos cada vez más emocionales?

Por supuesto, pensar en una sociedad en la cual puedas tener microinteracciones bastante más profundas y sinceras se antoja ingenuo. ¿Pero lo es verdaderamente? ¿Llegará un día en que la inteligencia emocional de las personas sea tan avanzada que puedas contestar a un "cómo estás" con un "enfadado con el mundo" sin que nadie entre en pánico por no saber gestionar esa información? Liu cree que sí. De hecho, añade, "en una investigación reciente descubrieron que tendemos a subestimar cómo los demás podrían reaccionar ante nuestra autorrevelación". Quizá sea hora de dar pasitos hacia una sociedad emocionalmente más abierta.